Se dio el último compromiso de Gallos Blancos en patio ajeno, donde se tuvo una primera mitad ríspida, pero muy pareja, hasta que en el minuto 39, el cuadro toluqueño encontró las redes de Volpi, en otro error de marcación de la zaga queretana.

Una parte complementaria donde continuaron las acciones de manera similar, hasta que Camilo Sanvezzo, en un disparo de 46 metros, marco un golazo para emparejar los cartones.
A 10 minutos del final, una rigurosa marcación pondría al homenajeado “Sinha” en el manchón penal, para regalar el tiro a las manos de Volpi; minutos después, en un gran contragolpe, el “Lobo” pondría el segundo tanto, para sumar tres puntos de oro en la tabla de cocientes.

Aunque no es salvable el mal torneo, los emplumados buscarán cerrar con un triunfo en casa y dar una alegría a su gran afición.

De directivos y cosas peores. Sobre la “intempestiva” salida de Ricardo Peláez del América, escribo de ello por una simple razón: confirmar la cloaca que es el futbol mexicano. Al Señor Peláez,  le dieron una patada y ni las gracias le dieron. Más allá de las formas en que se comportó estos últimos cinco años como directivo, dio muchos resultados a este mediático equipo; el regreso a Liguillas, finales, trofeos de Liga y de “Concachampions”, simplemente no le alcanzaron para irse por la puerta de adelante.

El punto aquí es que los dueños de las franquicias del futbol mexicano en su gran mayoría siguen eligiendo a sus directivos, por amiguismos, parentescos, o situaciones que simplemente no se comprenden. Individuos que no saben lo suficiente de futbol  son los encargados de dirigir equivocadamente, destinos de instituciones y aficionados; en muchos casos las aficiones, les compran humo por la pasión a sus colores.

Ojalá esto cambie pronto, aunque se ve muy difícil; ojalá que se terminara el nepotismo en el balompié mexicano, y se comience por pensar en quedar bien con los que son lo más importante: los aficionados. Si los resultados no se consiguen, que se vayan como debe ser: con una patada en el trasero.

La Frase. “El futbol me recuerda viejos e intensos amores, porque en ningún otro lugar como en el estadio se puede querer u odiar tanto a alguien”, Francoise Sagan.

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