El pasado 1 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador presentó su tercer informe de gobierno. Recibió un desastre de país, al borde de ser un estado fallido y con paciencia y mucho trabajo ha logrado enderezar un poco el árbol y sentar las bases de un México diferente, más plural y nacionalista de lo que fue durante la larga noche neoliberal, que duró seis sexenios, ni más ni menos que 36 años.

Cualquiera puede verificar los 100 compromisos asumidos por el presidente el día de su toma de posesión, 1 de diciembre de 2018, así que cualquiera puede verificar lo que señaló en su tercer informe: el cumplimiento de 98 de esos 100 compromisos.

El Presidente resaltó que, de esa lista, sólo faltan dos, el relativo a la descentralización del gobierno federal, más compleja de lo que parece y conocer la verdad acerca de la desaparición de los 43 jóvenes de la Normal rural de Ayotzinapa.

La frase presidencial del pasado 1 de septiembre, “tengan para que aprendan”, se dio en el contexto de las cifras y datos que se proporcionaron en dicho informe con respecto a indicadores económicos básicos y que van desde la no devaluación del peso (en los niveles que nos habían acostumbrado los gobiernos neoliberales) al aumento de las reservas internacionales en más de 30 mil millones de dólares (600 mil millones de pesos).

El Presidente también señaló el aumento en la inversión extranjera, el aumento del salario mínimo en un 44 por ciento en términos reales, el no haber contratado deuda pública adicional y el aumento en el índice de la Bolsa de Valores.

Considero que un gran acierto de nuestro gobierno ha sido la lucha contra la pandemia en las condiciones desastrosas en las que los gobiernos del PAN y del PRI dejaron a nuestro sistema de salud pública. Es casi heroico lo que se ha logrado tomando en cuenta el déficit de más de 200 mil médicos, de 400 mil enfermeras y miles de especialistas. Con déficit de equipo médico y medicinas y con más de 400 hospitales abandonados.

Pero, además, la política neoliberal de hacernos depender de la tecnología extranjera nos ha impedido el poder fabricar rápidamente nuestras propias vacunas, tal como lo ha hecho Cuba. Y ha sido un acierto el abrir el abanico de opciones para poder traer vacunas de otros países, lo que ha permitido que, hasta el momento, se hayan suministrado más de 85 millones de dosis en nuestro país.

En tres años se ha avanzado como no se había visto en los últimos sexenios.

Presidente del Consejo Estatal de Morena

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