Nunca en la historia de la humanidad habían existido tantos avances tecnológicos que impactan en nuestras vidas cotidianas como hoy en día. La ciencia ha dado lugar a muchas aplicaciones tecnológicas, que nos ayudan a desarrollarnos positivamente en todos los ámbitos y que aumentan nuestra calidad y esperanza de vida. 
Generalmente consideramos esto como progreso, como un avance que nos hace más fácil la vida, y en muchos aspectos es verdad.

La tecnología moderna nos permite acceder de manera casi instantánea a inmensas bases de información; nos otorga herramientas para crear de manera más sencilla en casi todos los aspectos de la cultura y de las artes; auxilia a la educación con elementos novedosos como los servicios a distancia; permite atender nuestra salud aplicando la robótica y creando medicinas y herramientas de diagnóstico cada vez más modernas y eficaces; simplifica las tareas domésticas; y un larguísimo etcétera.

Al mismo tiempo la tecnología nos impone dilemas. Algunos de estos son: La alienación que muchas personas viven a través de los dispositivos móviles, donde cada vez es más difícil diferenciar lo real de lo virtual; los avances armamentistas que permiten el desarrollo de armas de destrucción masiva o biológicas, que ponen en peligro a toda la humanidad; los descubrimientos médicos y tecnológicos que se usan en las naciones más desarrolladas de manera cotidiana, pero son motivo de desigualdad para los países menos favorecidos económicamente; la tecnología que impacta de manera negativa en nuestro medio ambiente, generando residuos y el uso descontrolado de los recursos naturales; entre otras desventajas.

En lo relacionado con la comunicación, es innegable que hoy contamos con medios de transporte muy avanzados para viajar a cualquier parte del mundo en menos tiempo y de manera más cómoda, y que el internet nos ha permitido interactuar desde cualquier parte del mundo instantáneamente con nuestras familias, centros laborales o instituciones educativas, lo que es una ventaja muy positiva. Pero por otra parte se está creando una generación de personas que están conectadas con todo el mundo, pero desconectadas con su entorno inmediato.

Estamos más conectados pero no necesariamente mejor comunicados. Porque al igual que en otros ámbitos, la tecnología no puede suplir los valores humanos que debemos poner en primer lugar para hacer un uso adecuado de ella.

En cualquier relación humana, comunicarse adecuadamente es el principio necesario para entendernos y para llegar a acuerdos y soluciones positivas a nuestros problemas. Pero basta con ver las redes sociales para darnos cuenta de que hoy existen muchas personas opinando sobre todos los temas...

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