No debe representar ninguna dificultad jugar ante Bermudas, equipo rankeado en el lugar 167 del mundo; de hecho, solamente supera a poco más de 40 países afiliados a la FIFA, todos inexistentes en el futbol como Sri Lanka, Eritrea, Anguila o Brunei.

Gerardo Martino llegó a la improvisada sala de conferencias del estadio Nacional de Bermudas con semblante distinto a anteriores partidos. Se le nota enfadado por jugar tan intrascendental torneo, de esos que pueden quitar mucho, pero que no dan nada. Este invento de la FIFA es aberrante para selecciones que buscan crecer ante potencias, como debería ser México. No sirve para maldita la cosa; ni para fogueo, ni para ganar dinero, ni nada.

La Concacaf no paga más que 50 mil dólares a los equipos que participan en la Nations League para costear sus viajes, cantidad que no alcanza para una delegación como la mexicana. Desde Martino hasta el utilero, la Selección viaja con más de 50 personas. Calculemos unas 30 habitaciones, que se deben alquilar por tres noches. El hotel donde está hospedado el equipo, el Grotto Bay Resort, tiene un costo de aproximadamente 450 dólares por noche la habitación, lo que daría un costo que ronda los 40 mil dólares, sin contar comidas y pasajes aéreos. No es negocio, no es nada para la Selección.

Pero, ya que están aquí, lo que deben hacer es arrasar, masacrar a los rivales y demostrar que salir de Estados Unidos no les afecta, porque un empate o derrota contra una selección semiprofesional haría que se tambaleara todo el futbol mexicano. Es Bermudas, lugar fantástico, mágico, elegante y sobrio, pero donde no se tiene ni la más remota idea de lo que se trata el futbol profesional.

Ahora, a fuerza de ser sinceros, es más atractivo observar el comportamiento de una selección en este territorio que en Estados Unidos, en un estadio repleto de mexicanos. El estadio Nacional de Hamilton es pequeño, sólo ocho mil aficionados de capacidad. La cancha está mejor que cualquiera de las que últimamente han tenido, como la de San Antonio.

Es la obligación de Martino empezar a darle rumbo a una nueva Selección Nacional, que llegue a Qatar sin vicios, sin escándalos. Por lo menos, ayer fue claro cuando se le preguntó sobre la ausencia en la convocatoria de Javier Hernández, Miguel Layún y Marco Fabián, pero dejó claro que de su boca no se conocerá nunca lo que sucedió en Nueva York o un posible castigo a los futbolistas, pero también fue enfático al afirmar que sólo dirá palabras futbolísticas, señalando a los que reemplazan a los “fiesteros”.

Tienen que aprender a convivir con la Nations League, no queda de otra. Pero lo que deben asimilar es que no hay margen de error. Al tratarse de un torneo regional, no hay espacio para el fracaso.

@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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