Una de las pretensiones de los procesos electorales es la de seleccionar a los líderes y cuadros de gobierno más representativos, eficientes y competentes. Sin embargo, esta promesa democrática se desvanece cuando los nuevos titulares de los órganos de gobierno nombran en el servicio público a personas sin preparación, vocación, voluntad ni honestidad para el desempeño de las funciones. Se presenta el fenómeno del clientelismo en virtud de que por deudas del orden partidista o político, familiar o influencia económica, los puestos que dependen del nombramiento de los nuevos gobernantes electos son otorgados con base en méritos ajenos al bien público. Los nombramientos así, en muchas ocasiones, redundan en una afectación a los ciudadanos, nos enfrentamos a un poder colonizado por intereses ajenos a los de la mayoría de la población que lo único que harán desde la esfera pública será privatizar un servicio público y reproducir los elementos mediante los cuales dichos intereses se sostienen.

Este fenómeno del patrimonialismo en el sistema de nombramiento de los servidores públicos, que se expresa en perjuicio de los ciudadanos, se presenta con diferencias de grado en todos los países y estados, y en el caso concreto de nuestro país, una de las tantas carencias que tiene nuestra función pública reside en la falta de un servicio civil de carrera que prevea la selección, rotación, mantenimiento y promoción de los servidores públicos.

Querétaro, en el contexto del nuevo gobierno, podría explorar —no un cambio de la Ley de los Servidores Públicos, que enfatiza el asunto en la cuantía fiscal y forma de las jubilaciones y pensiones— un nuevo modelo que siente las bases de un servicio moderno de servidores públicos que le dé estabilidad y profesionalismo a la función pública. Sobre todo que alejen del servicio público la idea de que los espacios de la administración en el ámbito de los tres poderes, la lealtad partidista o política es más importante que la capacidad profesional y la eficiencia.

Se trata de construir un modelo de burocracia para los entes públicos de Querétaro que dependa de la selección ciudadana, en la cual los exámenes de ingreso y permanencia sean uno de los elementos de la estabilidad en los puestos. Que existan indicadores del servicio público que puedan ser derivados de la opinión y de la atención que los propios ciudadanos hubiesen percibido en su contacto con la administración. Ya no sería la lealtad hacia el jefe o hacia el dispensador del puesto o el partido, sino una lealtad ganada a diario por los servidores públicos quienes ya no serían cazadores de alabanzas de los superiores jerárquicos.

Este modelo del servicio civil supondría no un comenzar de cero en la selección de los servidores públicos que trabajan en los tres poderes. Supondría conservar a quienes con méritos y experiencia en los puestos públicos han acreditado su trabajo sin importar los vaivenes de la política o que no emprendieron otro proyecto laboral particular porque siempre su vocación fue el servicio público. El nuevo sistema sería un reconocimiento de sus derechos, no la derogación de los mismos, y una fuente para crear incentivos que fortalezcan esa vocación ya acreditada.

Por otra parte, esta estructura que se propone deberá tener el soporte en una ley con las reglas técnicas que operen la función diaria de los servidores públicos, para darle certeza y sobre todo claridad al status de los funcionarios que sin duda saldrían ganando al tener ahora un sistema de premios y recompensas, no tanto económicas —que nada de malo tendría si son eficientes y leales— y sobre todo para hacer medible y verificable el trabajo que desempeñan. Ya no se tratará de que unos cuantos sean los que trabajen y otros simulen o dilaten a los trabajadores eficientes.

El modelo no supondría derogar derechos laborales o administrativos de nadie. Las quejas o buenas opiniones de los ciudadanos, su grado de aprobación de los servidores públicos ayudarán a que en cada acto concreto los ciudadanos tengan la oportunidad de medir y aportar un indicador a algo que parece tan abstracto como la burocracia. Cuestiones como horarios de servicio de atención, formas y tiempos de los procedimientos pueden ser también un ámbito de transformación positiva.

Una reforma al sistema de reclutamiento, permanencia, y ascenso de los servidores públicos de Querétaro puede ayudar a dar imparcialidad y neutralidad a la función pública para que la atención a los ciudadanos no dependa del desalojo o permanencia de determinado partido o grupo en el poder. Una reforma al servicio civil puede ayudar a eliminar fuentes de corrupción —que no son sólo la entrega de bienes económicos para obtener favores de los funcionarios— y puede propiciar una democratización de los actos de gobierno empezando por los más elementales como las infracciones administrativas.

Abogado

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