En San Diego, Juan Carlos Osorio dirigió su primera práctica al frente de la Selección Mexicana que disputará la Copa Oro 2017. En la Universidad de California en San Diego, el estratega colombiano estuvo muy participativo, de buen humor, colocando los conos previos al entrenamiento y riendo cuando los futbolistas hacían el “torito”.

Pero el silencio sigue. El lunes a su llegada a San Diego se reunió con Decio de María para reportarle lo sucedido en Rusia, plática de mucho tiempo entre el entrenador y directivo aprovechando que en el lujoso Hilton Torrey Pines aún no había medios de comunicación ni el equipo, quienes continuaban en Seattle. Al final se sabe, fue un encuentro cordial y de retroalimentación.

Pero públicamente no habla, se niega a dar entrevistas a TV Azteca y Televisa, argumentando que debe esperar a la fría conferencia de prensa que será hasta el sábado en el vetusto estadio Qualcomm. No pláticas directas con periodistas, sólo a cumplir el protocolo de la Concacaf para no quedar mal con los organizadores. Un silencio que aterra, porque aún nadie sabe qué tiene en la cabeza después de perderla frente al árbitro en el partido contra Portugal. Explicaciones a los aficionados a este deporte de por qué se perdió de nuevo, cuando se le contrató para ganar este tipo de partidos, es tema que a la gente le interesa escuchar del entrenador y no sólo de chismes banqueteros o trascendidos.

Osorio hizo lo mismo después del 0-7 contra Chile, aunque ahí se fue del país por semanas para encontrar un refugio. A su regreso ofreció perdón, reconoció que se equivocó; hoy, solamente escuchamos de todos los que le rodean, “merecíamos más”.

Concacaf, ante la preocupación que el sábado aparezca el grito de “eeeeh puuutttooo” en el estadio, lanzó una campaña llamada “Vivamos en Estado de Gol”, un programa que está enfocado a promover la diversidad, la aceptación, la inclusión y el respeto entre los aficionados. Claro que es más amplia la idea de esta campaña y van a lanzar mensajes positivos de jugadores y equipos que participen en su Copa por medio de tv, redes sociales y hasta la radio de amplitud modulada, que tiende a desaparecer.

Pero siguen sin entender que este grito no es homofóbico y que aparecerá en el partido México vs. El Salvador, así que lanzan una buena iniciativa, pero aún nadie de la confederación informa qué sucederá si se escucha el grito: ¿Expulsarán a quienes griten?¿Se parará el partido como ordenó la FIFA en Rusia? ¿Le quitarán puntos a la Selección nacional?

Ambigüedad total, simplemente no les conviene que el que llena los estadios y el equipo por el que se ganan millones de dólares en este país, sea perjudicado por un grito desde las tribunas.

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