La auditoria hecha al nuevo edificio de los Estudios Churubusco detectó graves fallas estructurales y determinó que es inviable. Se trata de una estructura de cinco niveles, con oficinas, un laboratorio fotoquímico, una sala de edición digital, estacionamiento, jardines y la Plaza del Cine Mexicano.

La llamada Ciudad del Cine Mexicano fue proyectada para inaugurarse en el 2012, pero hasta el primer semestre del 2015 los trabajos se encuentran detenidos. Los peritos proponer invertir más recursos a una obra que ha sido onerosa desde su origen o replantear todo el proyecto y empezar de cero.

La novedad no es enterarse que el inmueble, diseñado por el despacho Arquitectura 911, fue mal planeado. Lo nuevo es que los expertos confirmaron que el proyecto no tiene ni tuvo nunca razón de ser.

Los datos de las instancias oficiales, encargadas de evaluar la estructura, no se han hecho públicos, pero ya se encuentran en los escritorios de los funcionarios responsables de tomar decisiones. Ante tal panorama, integrantes de la comunidad cinematográfica exigen respuestas y sólo han recibido rumores.

Exigen información sobre una obra que iba a ser inaugurada en el 2012 y se encuentra detenida hasta la fecha, piden también que se hagan del conocimiento público los estudios periciales hechos al edificio desde 2014 y que se deslinden responsabilidades.

El edificio en cuestión fue parte del proyecto de Modernización de los Estudios Churubusco, anunciado en 2010 por la entonces presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, con una inversión inicial de 247 millones de pesos.

En el informe de Conaculta de 2006-2012, sin embargo, se especifica que el proyecto de Modernización de los Estudios Churubusco absorbió, hasta ese momento, poco más de 546 millones de pesos.

El entonces director de los estudios, Manuel Gameros, un administrado y figura agana al cine nacional, fue el encargado de ejecutar la obra. Sólo para el edificio nuevo de cinco pisos se anunció una invirtieron 111 millones de pesos, más 21 millones de pesos para la compra de nuevos equipos.

El actual presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, anunció que la obra, así costosa y cuestionada, iba a ser entregada en el 2014. En ese momento, nadie adivinó que los precios del petróleo se iban a venir abajo, que el mundo entero se iba a estresar por esa medida especulativa, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) iba a resentir un recorte de su presupuesto de 7 mil 800 millones de pesos y que el Conaculta iba a sufrir un déficit que se ha reflejado en la caída de sueldos, la suspensión de programas culturales y el despido de empleados.

En su momento se dijo que el nuevo edificio sería la nueva sede del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y abandonaría el edifico que actualmente ocupa dicha instancia en avenida Insurgentes y que se ahorrarían 500 mil pesos mensuales por concepto de arrendamiento, dinero que iba a ser invertido en proyectos de promoción al cine.  Ese fue el argumento para el desalojar a productores de las viejas oficina del antiguo edificio de Churubusco.

En septiembre de 2012, Manuel Gameros no sólo anunció que la Ciudad del Cine iba a ser inaugura a finales de ese año, dijo también a la prensa que Los Churubusco, por primera vez en décadas, reportaría ganancias.

Ese año, el directivo dijo que los estudios tuvieron ingresos por 400 millones de pesos por la renta de sus seis fotos, un par de ellos a la televisora TV Azteca, y la productora Argos de Epigmenio Ibarra y el cobro de pagos atrasados a productoras.

El actual director de los estudios, Carlos García Agraz, quien repite en el puesto, (fungió antes de Gameros y después) no sabe qué hacer con ese elefante blanco, plantado en el corazón de los emblemáticos estudios de México y de América Latina, llamada Ciudad del Cine, que se hunde irremediablemente cual Titanic. FIN

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