Era de esperarse, el mal funcionamiento que se reflejó en pobres resultados que tienen estancado a Gallos entre los coleros del torneo, con sólo tres puntos de 18 posibles y un solo gol anotado por siete en contra, tres empates e igual número de derrotas, dieron al traste con el proyecto del joven técnico mexicano Héctor Altamirano, quien prefirió renunciar a ser despedido.

Honesto con él mismo, con su directiva, sus jugadores y afición, a sabiendas de que ya no podía hacer más, que, sus ahora expupilos, bajo su tutela no pudieron sacar la cara por él y por el conjunto, decidió hacerse a un lado.

No hubo visos de mejoría, al contrario, el equipo se le fue de las manos al Pity, y en la reciente jornada doble fue el acabose.

Cinco goles en contra en las dos derrotas, con una delantera chata que no pudo hacer un solo gol, pero en general el funcionamiento del equipo no dio para más.

Lo peor del asunto es que ni en casa el cuadro mostró ganas de defender la playera, muy contados son los jugadores que por lo menos corrían por el balón, pero contagiados por la apatía de la mayoría, Gallos se ha convertido en un cheque al portador para cualquier rival.

Ahora la directiva será quién defina o elija al sustituto del Pity y lo tiene que hacer de forma concienzuda para que el que resulte valiente y quiera tomar las riendas de un equipo diezmado, desmoralizado, logre cambiarle el chip para que éste pueda repuntar, de otra manera Gallos y su afición seguirán sufriendo en el presente torneo.

Urge pues, que todos cierren filas y luchen a la par por el bien del equipo.

Mientras tanto, este viernes visitarán en la Jornada 7 a un Puebla que tampoco ha ganado, pero como será anfitrión, y observando que los emplumados también atraviesan por una precaria situación, buscarán que sean el escalón para iniciar su recuperación…

Hasta la Próxima.

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