Si un sector es representativo del profundo fracaso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de la 4T, es el sector salud. Con más de 600 mil muertos en su haber —muchos de las cuales no debieron morir—, el sector salud ha demostrado no sólo estar mal dirigido, sino de estar en manos de incompetentes y corruptos.

La comparecencia ante la Comisión de Salud del Senado de la República de quien cobra como secretario de Salud, el doctor Jorge Alcocer, y del titular del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), Juan Antonio Ferrer Aguilar, para hacer la glosa del Tercer Informe de Gobierno, fue equivoca. Hablaron de cifras y de hechos fantásticos que evaden la crisis del sector; e hicieron énfasis en las cosas que habrán de hacer, omitiendo la realidad.

Protegidos por Morena y sus adláteres, los titulares de la Secretaría de Salud y del INSABI no tuvieron el valor de comparecer ante el pleno del Senado, sino ante la comisión de Salud, mayoriteada por Morena y secuaces, para evitar la exhibición pública y el fuerte cuestionamiento de la oposición.

El planteamiento de fondo, para exculparse, fue la hipótesis de que todo lo que se debió haber hecho, se hizo; y que gracias a eso no nos ha ido tan mal.

Nada qué decir de la manipulación de cifras que les impide reconocer que sus datos están en casi un 50% por debajo de los números reales de muertos por el Covid-19 y sus variantes; nada qué decir de las estrategias que facilitaron los contagios, en lugar de contenerlos; ni qué decir del ocultamiento de cifras sobre el personal médico y de servicios muertos por contagio en el servicio por la carencia de equipos, medicamentos e instrumental para atender a los pacientes; nada qué decir de que 16 millones de personas dejaron de tener acceso a servicios médicos; nada qué decir de los niños y adultos muertos por falta de medicamentos y tratamientos para el cáncer; nada qué decir del despido del incompetente “doctor muerte” Hugo López-Gatell y de la necesidad de cambiar la fallida estrategia…

En realidad ambos sabían que no se puede defender lo indefendible; que hablar de los errores y omisiones no le reditúa políticamente a AMLO, como hablar —de cara a sus electores— de que crecerá el presupuesto para el siguiente año; que habrá medicamentos, personal, etc.

Lo único que sí se reconoció es que habrá una cuarta ola de la pandemia, que equivale a reconocer que seguirán muriendo mexicanos tanto de Covid como de las enfermedades graves que se han dejado de atender.

La grosera manipulación de cifras busca hacer aparecer al país mejor de lo que está. Como el chiste de las dos noticias: la buena y la mala. Nos dicen que la buena es que en salud ya estamos como en Dinamarca. Y la mala, es que es según la óptica de la 4T.

De nada sirve la vieja historia de la corrupción del pasado cuando no han metido a nadie a la cárcel; y se ha agravado la carencia de medicamentos. O, para borrar evidencias, omitan hablar de la perversa decisión de eliminar la Red Nacional de Registros de Cáncer. Así no se sabrá cuántos enfermos carecerán de tratamientos.

Peor aún: el pasado 11 de octubre la SS emitió un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, en que se establece la negativa de admitir las demandas, amparos y ordenamientos que la obligan a vacunar y atender a la población, especialmente a la más vulnerable.

La incompetencia es corrupción, y mata. Sin duda, estábamos mejor cuando estábamos peor.

Periodista y maestro en seguridad naciona

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