Era posible la reivindicación de Rosario Piedra ante el Congreso de la Unión, pero desaprovechó esa gran oportunidad. Era el momento idóneo para demostrar independencia, autonomía, inteligencia, atingencia y sensibilidad, pero eso no pasó.

Este miércoles, quien ocupa la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, acudió ante diputados y senadores por mandato de ley, no tenía opción, tenía que rendir el informe anual como ombudsperson. En efecto, anual significaba hablar de las actividades que realizó durante diez meses el anterior presidente, Luis Raúl González Pérez, y dos meses del trabajo de ella, sin embargo, perdió la oportunidad de expresar cosas importantes para el conocimiento de los legisladores y de todos los mexicanos.

Era el momento oportuno para escuchar sobre las recomendaciones, medidas cautelares, prioridades, avances, logros y en estricto sentido, la situación que guarda la CNDH, pero nada de esto sucedió. La Sra. Piedra al parecer tenía tres objetivos en mente: 1) denostar a la anterior administración (muy al estilo de ya saben quién); 2) hacer un mensaje ideológico; y 3) plantear su ruta estratégica a futuro. Lamentablemente, ninguna de estas tres cosas es congruente con el objetivo de la ley: “presentar anualmente ante los Poderes de la Unión, un informe sobre las actividades que haya realizado en el periodo comprendido entre el 1o. de enero y el 31 de diciembre del año inmediato anterior”.

Esa omisión generó que la ciudadanía no conozca lo que se ha hecho en favor de la defensa y protección de los derechos humanos, ni en la etapa del anterior ombudsperson, ni en la etapa que le corresponde a la Sra. Piedra.

La oposición, en voz de los senadores Gustavo Madero y Juan Zepeda, reclamó la falta de posiciones claras de la ombudsperson, aunque este reclamo tuvo un matiz distinto cuando la exigibilidad vino también del interior de Morena: el diputado Porfirio Muñoz Ledo vio coartada su libertad de expresión cuando exigía se conocieran las imágenes de violaciones a derechos humanos que se está viviendo en la frontera sur y le fue negado el micrófono.

Morena se equivoca, mermar un organismo autónomo no sólo es ilegal, también es inmoral. Hoy los mexicanos necesitamos una ombudsperson que priorice la ley y defienda los derechos de todos, por encima de su posición ideológica. Necesita, urge que se rodee de personas con inteligencia técnica y emocional, así y sólo así, podrá existir una posibilidad de que la CNDH tenga un mejor destino. Veremos si eso sucede.

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