La depredación existe en la naturaleza y también en la producción científica, particularmente con uno de sus productos estelares: el artículo, el famoso paper, que es el texto en el que se concentran años de trabajo que, al publicarlo, permanece a disposición de la comunidad.

Pero los artículos no se publican en Facebook, ahí sólo se presume que te lo aceptaron. Así que, ¿quién es el juez de lo que se publica? Pues una revista científica, y éstas no son instituciones de caridad, sino un modelo de negocio en el que existen básicamente dos opciones: quien tiene la autoría cubre el costo de publicación para que cualquier persona lo descargue gratuitamente, o bien, paga quien lo quiera leer.

“Publica o muere” es un dicho dentro de las academias, pues el artículo publicado es una forma de medir la productividad del trabajo científico. Además, es un indicador que se toma en cuenta para recibir incentivos como los que ofrece el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Ante esta  necesidad, existen negocios-revistas que tienen un proceso profesional de revisión por especialistas, que critican la calidad y veracidad previo a su publicación. Pero también hay otros negocios-revistas que publican al autor que puede pagar el costo.

“Revistas depredadoras” es como se les conoce, y es un esquema estudiado por Jeffrey Beall, de la Universidad de Colorado, quien nos indica que el objetivo de estas revistas es engañar a los investigadores- clientes, especialmente a los inexpertos en comunicación académica.

“Este tipo de revistas te dicen vía correo electrónico que les faltan artículos para sacar su próxima publicación y (…) te cobran cantidades importantes,” indica el Dr. Ramón G. Guevara Gonzáles, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, quien es nivel 3 en el Sistema Nacional de Investigadores.

Además, el investigador advierte algunos peligros. En primer lugar, se genera mucha información potencialmente falsa al no haber sido sometida por un proceso de revisión a nivel técnico. En segundo lugar, el Dr. Guevara opina sobre la confusión generada en la opinión pública, pues suele tomarse como referencia a los artículos que presentan mentiras. “Luego la gente las ve en una revista y dice ‘ah mira, la ciencia dice esto’” lo cual provoca lo que ahora conocemos como infodemia, pero basado en asuntos supuestamente científicos, concluye en investigador.

La ciencia también se coloca en el espejo para estudiarse a sí misma. Así, se han generado índices de revistas, a nivel nacional e internacional (Journal citation report), que dan indicios de credibilidad, pero quizás ello no es suficiente.

El pensamiento crítico es fundamental, especialmente con el peligro de las revistas predatorias que han ganado terreno en los espacios de ciencia y que suponen un peligro mayor en una especie de posverdad pseudocientífica, donde pagar es suficiente para sostener que “lo dice la ciencia”.

Fuente:
—Predatory publishers are corrupting open access. 2012. https://www.nature.com/articles/489179a

@ChrisMotus

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