La pregunta del millón entre viajeros y turistas: ¿Qué pasará con los viajes después de pasada la contingencia? ¿De verdad todo cambiará, de verdad todos sufriremos esa metamorfosis de la que tanto se habla? Sin asombro sabemos que esta pausa obligatoria nos marca un antes y un después, en el que definitivamente muchos modificaremos nuestra forma de ver la vida, partiendo de esta situación en la que algunos optimistas ven un escenario con oportunidades para fincar nuevos retos y otros que lo sienten como la hecatombe total.

A mi parecer, ninguno de nosotros hemos cambiado ante los viajes, seguimos deseosos de visitar destinos nunca antes conocidos e incluso, muchos planeamos un viaje cuando todo esto termine y así ponerle fin al encierro. Lo que sí creo, es que después de esta contingencia se tendrá que propiciar que los viajes sean más sanos y con menos riesgos, sin ir tan lejos, en algunas zonas como Wuhan, China, epicentro del Covid-19, han comenzado las nuevas reglas, allá las personas que han empezado a salir a las calles ya portan en su tarjeta de identificación un código que indica su estado de salud “libre de coronavirus” para poder transitar sin problema.

Evidentemente el sector turístico ha sido uno de los más golpeados, me atrevo a decir, más que cualquier otra actividad económica, pues se basa en la interacción directa entre personas e indíscutiblemente con gran impacto social. Pongo un ejemplo, la manera que se hace turismo y se viaja cambió drasticamente después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en todo el mundo, pues aunque ocurrió en Nueva York, Estados Unidos, el Departamento de Seguridad de Aerónautica Civil impuso nuevas normas que, después de casi 20 años, siguen en vigor. Tan sólo la lista de artículos que podíamos llevar en el equipaje de mano en aquel entonces se reducía a objetos sospechosos, algunos alimentos, animales vivos, explosivos y armas de fuego, ahora la lista es interminable y las modificaciones son cada ves más estrictas. No dudo que terminando la emergencia se aumenten a las medidas de seguridad, los filtros de sanidad y nos pidan una cartilla antes de abordar cualquier transporte, como lo referí anteriormente.

Sin dilema y como decimos coloquialmente “quedaremos siscados y pagaremos justos por pecadores”, pues otro rubro que tendrá que amoldarse a las nuevas circustancias es el  restaurantero, hoteleros y navieras, ¿se han puesto a pensar en los servicios  de buffet?, el contacto entre nosotros quizá no vuelva a ser el mismo y tarde en recuperarse, en este sentido a mi pensar muchos, como ya lo están haciendo en algunos sitios, pedirán a la carta para evitar el acercamiento y la famosa contaminación cruzada en los alimentos. El escenario actual está obligando al sector turismo a abordar nuevas estrategias y replantear su negocio, pues la situación dejará secuelas que todavía no podemos valorar hasta tener certeza de que la enfermedad se pueda erradicar, o surja una vacuna que la pueda contrarrestar. Hasta ahora no sabemos si se podrá o no aniquilar, no sabemos si mutará e incluso si retornará aún terminado el confinamiento, tampoco podemos tener certeza de la aparición de nuevos virus o pandemias.

Soy viajera y definitivamente me pongo apensar la forma en que serán los viajes de aquí en adelante, pero aún cuando tenga que cargar con mi certificado de ciudadana no infectada y tenga que pasar ahora por infinidad de filtros sanitarios y de seguridad, en definitiva es algo que no arrancaría de mi vida jamás, por que no podemos conocer el turismo si no estamos en contacto directo con él, y como versa el sermón de bodas, hasta que la muerte nos separe.

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