En los días pasados, el presidente del Comité Estatal de Querétaro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jorge Meade, señaló que deberán revisar sus estructuras para asegurar que estén sólidas y ampliamente representadas. De la misma manera, el dirigente nacional del mismo partido, Alejandro Moreno, subrayó la necesidad de no sólo revisar las estructuras, sino de verificar que tengan legalidad y legitimidad. ¿Qué impacto tiene esto tanto a nivel local como nacional?

El regreso del PRI al Gobierno Federal en 2012 con Enrique Peña reavivó al partido tricolor que como espuma elevó su poder en los estados del país. No obstante, varios acontecimientos, como lo sucedido en Ayotzinapa, golpearon la administración presidencial casi de principio a fin, mermando la credibilidad del hasta entonces partido hegemónico de México. Este escenario, junto con el crecimiento vertiginoso de una alternativa política al mando de Andrés Manuel López Obrador, escribió la crónica de una salida anunciada del poder de una forma apabullante.

No cabe duda que en ese particular panorama el PRI se convertiría en un partido de relleno ante su pérdida de votos y de confianza general, no sólo de la ciudadanía, sino de sus propios integrantes, sin mencionar la evidente falta de liderazgos políticos en el partido. Es un momento en donde se aproximan fechas importantes donde los priístas estarán en el ojo del huracán. Pero, ¿qué necesita para intentar resurgir en Querétaro y en el país en general? Esa es la pregunta del millón que Moreno y Claudia Ruiz Massieu a nivel federal, y Meade en nuestra entidad se preguntan de cara a 2021. Pero aquí quizá ya tengan algo planeado.

Lo que necesita el PRI son dos cosas básicas: tiene la ineludible necesidad de reinventarse, esto es, refrescar sus líderes y miembros del partido con caras nuevas, y de la misma manera, adaptar sus ideales y políticas a la realidad actual de la nación. Esto significaría cambiar ciertos valores, pero no es malo, como quizá muchos pueden pensar. Hoy en día, a diferencia de hace décadas, la flexibilidad en los partidos políticos es casi una obligación si es que buscan mantener su existencia. En este caso, no hay de otra sopa para el tricolor, o hacen eso, o se atienen a la última percepción que tuvo la ciudadanía del partido, que fue de plena desconfianza, si no pregúntenle a José Antonio Meade.

En Querétaro se ve parcialmente esta modificación. Falta algo de tiempo, desde luego, para el año 2021, en el que se elegirá la gubernatura, las alcaldías, y demás puestos políticos. En este contexto, la diputada federal, María Alemán, ha manifestado su interés por competir por la candidatura a la presidencia municipal de la capital. En este puesto no se ve otra persona en el partido que haya destapado su interés hasta ahora con cierta vehemencia. Por otro lado, quien busca la dirección del PRI es Manuel Pozo, quien alguna vez compitió insatisfactoriamente con Marcos Aguilar Vega por la alcaldía de Querétaro hace un lustro, por lo que no sería un nuevo perfil en el partido, aunque para ser justos este puesto no lo vota la ciudadanía.

Faltaría ver qué personajes estarían pugnando por la candidatura de la gubernatura. Quizá en eso puedan recuperar la fuerza política en la entidad ante algunas figuras de otros partidos que se sabe de una u otra forma que buscan contender. En este contexto, Mauricio Kuri del Partido Acción Nacional se perfila para contender. Con respecto a Morena, se han escuchado varios nombres como el ex rector de la Universidad Autónoma de Querétaro y hoy senador Gilberto Herrera, o bien, el mismo Santiago Nieto, titular de la Unidad Inteligencia Financiera, pero todavía no hay certeza. Finalmente, quien podría lanzarse como independiente sería Aguilar Vega. Habrá que ver cómo se acomoda el escenario en este año tan crucial para la política de México y Querétaro.

Niels Rosas Valdez

Escritor, historiador e internacionalista

Twitter @NielsRosasV

niels.rosas@gmail.com

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