Hoy en día en las democracias funcionales la movilidad partidaria a su interior permite que los militantes vean cumplida sus expectativas de vida como una recompensa al trabajo realizado para que su partido acceda al poder. En termino del análisis económico, los individuos evaluamos el costo-beneficio de las acciones lo que permite decidir participar o en su caso abstenerse a la acción; es por eso que hoy en día los partidos modernos buscan reformular sus tomas de decisiones respecto a quiénes deben ocupar los cargos públicos cuidando la legitimidad, entendida como el deseo de la comuna de que tal o cual militante o ciudadano es el adecuado para ocupar el cargo, porque finalmente el partido ganó y la militancia ha sido la fuerza motriz de ese triunfo.

Bajo esta lógica, una de las promesas de campaña del entonces candidato a la presidencia del municipio de Querétaro, Roberto Loyola, fue poner a delegados comprometidos con la comunidad, lo que implicaba a ciudadanos arraigados en su delegación, de sus problemas y hábitat cotidiano; asimismo, se comprometió a consultar a la ciudadanía sobre las designaciones. Lo anterior, como ocurre siempre en la campaña electoral, fue olvidado y se dieron algunas designaciones arbitrarias.

Respecto a la delegación de Santa Rosa Jáuregui, fue designado Leonardo Zenil que forma parte del grupo de militantes priístas, fue la única cuota de poder muy a pesar que gracias a los votos obtenidos en esta delegación es que ganó Roberto Loyola.

Si en 2006 el PRI obtuvo 8 mil votos, para 2009 alcanzaron 12 mil, y para 2012 subieron a 19 mil. De no haberse dado este sustancial incremento, difícilmente hubieran ganado la presidencia municipal.

En Santa Rosa han sufrido un sin número de promesas incumplidas, como el de hacerla municipio; sin embargo, la ciudadanía lo toma con amenidad y cree que algún día eso ocurra. Esta comuna eminentemente agraria no ha sido siempre de votos cautivos del PRI; hay que recordar que antes de 2006 en tres procesos consecutivos dieron su voto al PAN, por lo que hay que tomar con seriedad cualquier movimiento político.

El relevo anunciado de su delegado (no renuncia voluntaria), sin siquiera consultar a la ciudadanía, o al menos a quienes hacen el trabajo del partido ha traído un descontento justificado. La posible llegada del multipartidista (militante de muchos partidos: PRD, PAN, Convergencia) Manuel Santana pone en evidencia el poco respeto que se tiene por la ciudadanía que dio el voto al PRI.

No sabemos si valora los costos de tal designación en momentos que el PRI necesita de sus cuadros que le permita asegurar el triunfo, no sólo para la gubernatura sino para seguir manteniendo la presidencia municipal. Los últimos procesos electorales nos han demostrado que existe una movilidad electoral, y si no se cuida la legitimidad muy pronto se cobran las cuentas.

Las cifras son contundentes, de los 15 mil votos de diferencia con que gano Roberto Loyola, 7 mil fueron de Santa Rosa Jáuregui, lo que es menester valorar. Es bueno recordar que los triunfos electorales son resultado del trabajo de un candidato y la militancia partidaria que convencen a los ciudadanos. No menospreciemos al soberano, si no le damos muchos, menos le quitemos.

Investigador del Centro de Estudios Económicos Financieros (UAQ)

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