Cuando me enteré de que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández,  ante la propuesta de acotar la denominada prisión preventiva había declarado que de aprobarse se “estaría terminando con toda la estrategia de seguridad de este país”, no supe si reír o llorar.

Quise reír de alegría primero porque la “mal llamada estrategia de abrazos y no balazos” ha sido un rotundo fracaso que solo ha servido para que los niveles de inseguridad y los índices delictivos se incrementen notoriamente así como para que ya cualquier pelafustán se sienta intocable e invencible y con ello el que sus agresiones sean cada vez más violentas y cínicas. Entonces pensar que esa “estrategia” fracasada pudiese terminar me llenó de esperanza.

También quise reír de alegría porque de esa manera ya no serán detenidos decenas de miles de inocentes que son encarcelados como chivos expiatorios para cubrir la deficiente labor de las fiscalías. Personas casi siempre de escasos recursos que ante la falta de una buena defensa son privados de su libertad por años. Privación que suele terminar con un “usted disculpe”.

Quise llorar de desesperación cuando me percaté que el secretario de Gobernación realmente cree en que esa actitud cobarde o convenenciera del gobierno federal de no enfrentar a los delincuentes es una verdadera estrategia.

Quise llorar de rabia cuando observé que el gobierno morenista de México pretende engañarnos nuevamente echándole la culpa de no haber cumplido con la responsabilidad de habernos brindado seguridad a la Suprema Corte de Justicia de la Nación por eliminar la prisión preventiva oficiosa.

También quise llorar de rabia cuando confirmé que al gobierno morenista no le interesa salvaguardar los derechos humanos de las y los mexicanos. Recordemos que las evidencias y las voces de los expertos nos indican que la prisión preventiva oficiosa tal y como la padecemos hoy es una exceso que lesiona más al pueblo de México.

Fuente de los Deseos: Ojalá la SCJN acote la prisión preventiva oficiosa. Ojalá las fiscalías fuesen más profesionales y ojalá que la impartición de justica fuese más expedita de tal forma que no veamos a decenas y decenas de miles de persones encarceladas esperando por años el ser juzgadas.

Exsenador

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