¿Cómo estamos viviendo las y los universitarios el regreso a clases presencial? ¿Cómo ha sido la respuesta institucional ante la disminución de casos por Covid-19? Dado que las universidades son espacios de pensamiento y reflexión, ¿son más eficientes que otras organizaciones para reencausar el aprendizaje? Para responder a éstas y otras preguntas, profesores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro organizaron el foro “La universidad ante el escenario post pandemia”. Sin discusión abierta y colegiada, pensamos, cualquier lineamiento o plan por muy bien elaborado que esté pierde significado y eficiencia.

Gracias al foro, diversos colegas deliberamos sobre cómo otras universidades del mundo respondieron a la pandemia y qué estrategias están poniendo en marcha para regresar seguros a clases. Además, se hizo un breve diagnóstico sobre la salud física y emocional de los estudiantes. Ahí se recordó la necesidad tener un gesto humano dentro de la universidad más que buscar a toda costa el cumplimiento de las medidas de higiene. La “burocratitis” aún no halla su vacuna en la educación superior, cuando por otro lado, el virus surgido de la naturaleza fue combatido gracias a la ciencia.

Dada la relación que existe entre el aprendizaje y el hecho de contar con herramientas tecnológicas (PC, internet, celular), se abordó también el tema de las TIC y la capacidad de adaptación que ahora deben tener ahora las universidades para responder a cualquier emergencia. No sólo la agregación de indicadores hacen a una universidad de “calidad”, sino también ahora habrá que valorar, como bien expresó Sergio Rivera Magos, su “resiliencia”.

El escenario post pandemia exige a las universidades repensar sus agendas de investigación a largo plazo. Lógicamente, las facultades de ciencias médicas y biológicas van a adquirir mayor relevancia al crear curas ante posibles rebrotes, pero también las ciencias sociales y políticas tienen el reto de explorar cómo mantener los lazos de cooperación entre los distintos actores para que los jóvenes construyan trayectorías escolares estimulantes en lo académico y en lo intelectual. El papel de la familia, comúnmente obviado, debe volverse a discutir, según sugirió la doctora Edita Solís, para contener mejor los efectos de la pandemia y el encierro escolar sobre la y el estudiante universitario.

Muchas universidades mantienen campi fuera de los centros urbanos y aunque el regreso a clases ahí pudo ser más rápido por ser comunidades más pequeñas, los efectos negativos en términos de aprendizaje pudieron ser mayores. Por ello, es necesario que se pongan en marcha programas de nivelación en áreas básicas del conocimiento (lenguaje, matemáticas).

Como en el nivel nacional, en algunas universidades públicas, seguimos careciendo de resultados de evaluación de aprendizajes. Pero esto no tiene que impedir la puesta en marcha de ágiles programas de tutorías y compensación académica; así como de intentar estrategias de “intermodalidad educativa” (Escudero) para transitar de los clásicos enfoques de enseñanza a otros que integren diversos recursos de acuerdo con las necesidades particulares de cada estudiante. El foro cerró con la discusión entre estudiantes, maestros y autoridades –faltaron trabajadores administrativos– y con un convivio que recordó lo agradable que puede ser la interacción humana.

Investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS).

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