Los resultados de las elecciones en seis estados el pasado 2 de junio, se explican por múltiples factores. Es entendible que los participantes hablen de haber obtenido buenos resultados. Así, los candidatos a gobernadores de Morena celebran sus victorias: El PAN se dice ganador al lograr mayoría en tres estados. El PRD reporta a su favor votaciones superiores a las del año pasado (7% y cuarto lugar nacional), triunfos en un municipio de Aguascalientes, cuatro en Durango y es tercera fuerza en Baja California y Aguascalientes. El PRI poco tiene que ostentar y ha quedado callado. Por otra parte, tenemos una participación electoral que promedia el 30 por ciento, lo que habla del desencanto social frente a la democracia y la decepción por las promesas incumplidas de AMLO.

Ahora bien, Morena obtiene “carro completo” en Baja California, pero con muchos menos votos que en el 2018. En Puebla quedó por debajo del PAN y en Tijuana está empatado con el PRD. Además, con un uso abusivo de los programas sociales operados por la maquinaria oficial de los superdelegados y “los servidores de la Nación” y presionando a los jóvenes becados “para construir el futuro”.

La mayoría de los votos de Morena vinieron de las zonas más empobrecidas, donde más se opera y presiona con los programas asistencialistas. Por eso AMLO miente descaradamente cuando declara que “tuvimos los primeros comicios sin intervención del gobierno federal”. Esta actuación gubernamental revela cómo ya está operando el nuevo ejército electoral montado desde el gobierno, con recursos oficiales, para beneficiar a su partido. Es el regreso al régimen de partido de Estado, que tanto daño hizo al país y a la democracia.

Otra arista de lo sucedido el pasado domingo es la debilidad de las oposiciones al actuar por separado. Morena gana Puebla y Tijuana gracias a sus aliados, a pesar de postular candidatos de lo más execrable de la política, y que son probadamente inelegibles, como en Baja California.

El retroceso electoral de Morena del 2 de junio refleja que “la ola pejista” del 2018 empezó a bajar. Y esa es la gran oportunidad que se abre para las oposiciones. El PAN, que ya gobernó, tiene pocas posibilidades de encauzar las demandas sociales. El PRI está descalificado. El PRD puede definirse como un partido socialdemócrata, abierto a la sociedad y dispuesto a lograr la unidad para frenar el autoritarismo en curso. No parece haber más opciones.

Exdiputado federal

Google News