Decía Octavio Paz, a quien recordamos el pasado 31 de marzo del presente con motivo del centenario de su natalicio, que “sin democracia, la libertad es una quimera”.

Hoy mucho hemos escuchado acerca de la crisis de la democracia y de los partidos; sabemos que aquélla es el procedimiento que legitima a la autoridad, pero sabemos también, que sin transparencia y sin rendición de cuentas es precisamente una “quimera”.

Sin duda, un tema central de la agenda nacional ha sido la reforma electoral y, dentro de ella, los acuerdos para la creación de una nueva ley que, entre otras cosas, limite la opacidad y la escasa transparencia en el uso y manejo de los recursos públicos.

Conscientes de su necesidad inmediata, los senadores del PAN junto a legisladores de otras fuerzas políticas en la Cámara Alta, alcanzamos un acuerdo para crear una nueva Ley de Partidos Políticos que centraliza y endurece la fiscalización de los recursos que utilizan. Se trata de establecer mejores condiciones para fortalecer el sistema de partidos y, con ello, generar mayor confianza y credibilidad por parte de los ciudadanos.

De aprobarse las nuevas disposiciones, esta ley constituirá un importante avance al desarrollo democrático, al establecer elementos más claros de fiscalización de los recursos públicos, transparencia en su uso y rendición de cuentas, además de una claridad respecto a los derechos y obligaciones de los partidos políticos.

Contempla, en sus apartados principales, que sea el Instituto Nacional Electoral (INE) el único facultado para revisar los ingresos y egresos de los partidos tanto a nivel federal como local. Su Comisión de Fiscalización podrá ordenar la práctica de auditorías a las finanzas de los partidos de manera directa o por medio de terceros especializados, cuyo Órgano Técnico revisará informes, vigilará un estricto apego a la ley en la aplicación de los recursos, propondrá más auditorías de ser necesario o verificará las operaciones entre partidos políticos y proveedores.

Dicha facultad por parte del INE, únicamente podría delegarse de manera excepcional a los Organismos Públicos Locales que cuenten con la estructura orgánica y operacional —establecidos por el propio INE—, y con la aprobación de al menos ocho de los 11 integrantes de su Consejo General, de acuerdo con el proyecto emitido.

Quizá dicha crisis de la democracia y de los partidos se debe a que hemos olvidado que el hombre no es sólo hombre para la política y para la economía, sino fundamentalmente para la verdad y para la virtud, que nunca deben separarse del sujeto.

Sé que al formalizar un reconocimiento claro y puntual de las reglas de juego de los partidos políticos a través de esta ley daremos pasos importantes hacia la apertura democrática y hacia la rendición de cuentas que incentiva la necesaria participación ciudadana. Seguiré trabajando firmemente para que esto suceda.

Felices Pascuas, que sea época de reflexión y encuentro para sus familias.

Senador por Querétaro

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