En este mismo espacio de opinión de EL UNIVERSAL Querétaro se señaló la importancia de regular lo relativo al emplazamiento de topes (reductores de velocidad) en las vialidades, un mensaje con dedicación especial a los gobiernos municipales, pero también al estatal.

A causa de que muchos conductores de vehículos no respetan los señalamientos de límites de velocidad que determina la autoridad, ésta entonces decide la colocación de topes para obligar la reducción de forma más contundente y así brindar mayor seguridad y ordenar el tráfico. Uno de los atrasos que padecemos es la carencia de un reglamento para la instalación de topes que indique dónde y con qué características de visibilidad y geométricas deben realizarse, procurando cumplir el propósito preservar la seguridad de las personas que viajan en los vehículos.

Puede observarse en nuestra ZMQ que existe enorme variedad de reductores de velocidad en tamaño, forma y presentación. Muchos topes ni siquiera están pintados, tienen el mismo color del pavimento asfáltico o del color del adoquinado en que se han dispuesto, lo que representa un mayor peligro a la salud de las personas que se trasladan en vehículo, así como por los daños que se provocan a los automóviles que son sujetos de una verdadera trampa a pesar de que el conductor tenga civilidad al manejar su unidad.

Los topes representan un problema que no se ha querido atender; es omisión y desinterés el que se observa. Un vehículo que es obligado a desacelerar y acelerar produce mayor contaminación por ruido y por emisiones de partículas y gases a la atmósfera que uno que circula a velocidad constante; también afectan la circulación, sobre todo en horas pico, las cuales en nuestra metrópoli ya son considerables , lo que atiborra las vialidades.

En un estudio realizado por la American Heart Association y por ingenieros especialistas en estadística, se demostró que por cada vida que las medidas de reducción de velocidad salven pondrán en peligro 85 más. Asimismo, especialistas en vialidad y médicos han destacado los daños que los topes provocan a la salud de quienes viajan en los vehículos: problemas óseos, de columna vertebral y desprendimiento de retina. Evidentemente, las personas de mayor edad presentan mayor riesgo de ser afectadas y algunos tipos de topes son más agresivos a la salud que otros.

El efecto de los baches en los pavimentos también es causa de que un vehículo se vea obligado a desacelerar y acelerar cuando los conductores los descubren a tiempo, pero provocan daños similares e incluso mayores a los que producen los topes, propiciando accidentes graves e inesperados.

Hace casi 10 años, EL UNIVERSAL publicó que investigadores mexicanos, apoyados por el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología, desarrollaron una tecnología de topes viales inteligentes que respeta a los conductores que reducen su velocidad de manera apropiada al pasar sobre ellos; no afectan en nada, se mantienen planos si el automovilista respeta el límite de velocidad, pero castiga a los que no frenan adecuadamente o circulan en sentido contrario. Se trata de un tope de acero con acabado anticorrosivo; este reductor de velocidad favorece la movilidad, disminuye la contaminación y es de menor riesgo; cuida la salud de las personas y evita daños a los automóviles. Estos reductores de velocidad pueden regularse según la vialidad en donde se coloquen. Es posible su calibración de 0 a 30 kilómetros por hora en su versión mecánica y de 30 a 80 kilómetros en su versión electromecánica.

El costo de este tipo de tope es de 15 mil pesos en promedio y su vida útil es del orden de 10 años.

Ex rector de la UAQ. zepeda@uaq.mx

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