Usar la imagen de la típica muñeca artesanal hecha por indígenas de Amealco le ha resultado todo un éxito de marketing al gobierno estatal encabezado por Francisco Domínguez Servién, al menos en lo que a su mercado interno se refiere —el público queretano e incluso nacional— pero falta ver qué tanto impacto tiene en lo nacional aunque han gastado una buena fortuna —no revelada por el gobierno pese a que se le pidió vía acceso a la información y solo entregó el costo de la producción de comerciales, asignados a una televisora privada, la cual cobraría aproximadamente 5 millones de pesos.

En la declaratoria de la muñeca artesanal de Amealco como patrimonio cultural del estado de Querétaro, publicado en el diario oficial La Sombra de Arteaga el 18 de abril de 2018, se establece que la “muñeca de trapo otomí, representa tradición, costumbres y raíces de nuestros pueblos originarios; siendo cada una de ellas una artesanía irrepetible y excepcional, que se fabrica a mano, principalmente por mujeres de las comunidades de San Ildefonso Tultepec y Santiago Mexquititlán del Municipio de Amealco de Bonfil, Qro.”

Además, en el documento se explica que, a la muñeca hecha por artesanas de San Idelfonso Tultepec, se le denomina Dönxu en su lengua y a la de Santiago Mexquititlán, Lele. Por ello resulta extraño que teniendo estas dos denominaciones, el gobierno del estado se inclinara por la segunda para denominar a la muñeca gigante que llevó de paseo con la finalidad de promover a Querétaro en el mundo.

Pero la primera pregunta es: si se gastó tanto en promover un nombre, que evidentemente se vuelve una marca apetecible, ¿se hizo lo necesario para proteger sus derechos intelectuales y no dejarla a merced de que cualquiera se adueñara del éxito publicitario?.

Pues aparentemente no, porque la noticia que un empresario leonés pidió ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial registrar el nombre para producir diversas mercancías, excepto muñecas artesanales, aunque su logo fuera precisamente una, tomó desprevenido al gobierno del estado, quien a través de Marco del Prete, secretario de Desarrollo Sustentable estatal, salieron a señalar que defenderían a la muñeca porque es un patrimonio de los queretanos.

La segunda cuestión es si realmente las artesanas de Amealco se han visto beneficiadas con el auge del nombre de Lele. Pues aparentemente tampoco, porque de acuerdo con un reportaje del semanario Tribuna, productoras locales se quejaron de que, además de que no les dejan a muchas vender sus artesanías en el centro, muchos van y las compran para revender hasta 6 veces arriba de su valor en locales cerrados, es decir, como en toda historia capitalista, el productor no se ve beneficiado y solo el intermediario es el que gana. Por ello, pidieron que, si se registra, se les dé la marca al pueblo de Amealco.

¿Por qué no buscar la denominación de origen de este producto? Se antoja difícil, pero al revisar el catálogo de estos productos en México, existen aproximadamente 20, la mayoría de ellos del ramo alimenticio como el Café de Veracruz, de Chiapas, el Chicle Maya, el Chile habanero de Yucatán, el Sotol, el Tequila y sólo hay un producto artesanal, la Talavera de Puebla. Lo mismo sucede a nivel internacional con las casi 1,230 denominaciones de origen, la mayoría son productos alimenticios, pero también existen artesanías checas, encajes húngaros, alfombras de Irán. ¿Por qué no esforzarse por pelear la denominación de origen? Así, el beneficio llegue directamente a las artesanas indígenas y estructurar un plan de negocios que procure limitar los intermediarios que revenden el producto. Con ello, se acabarían las réplicas chinas que se venden en supermercados.

Dice un dicho que a veces el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, las buenas intenciones del gobierno estatal no necesariamente se están viendo reflejadas de manera positiva.

Periodista y sociólogo. @viloja

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