La Cámara de Diputados aprobó el martes, la Ley General de Educación Superior, que busca entre otros aspectos garantizar la gratuidad en el acceso a partir de 2022 y de manera gradual, así como blindar la autonomía universitaria ante cualquier intento de vulnerarla, especialmente por gobiernos de los estados. Esta nueva Ley contiene 77 artículos y 21 transitorios, busca incluso regular la presencia de instituciones privadas autodenominadas Universidades y que muchas veces no llegan a ese estatus.

Ahora bien, desde diferentes ángulos, la discusión y el debate sobre la Educación en nuestro país -y también en el mundo- está presente especialmente porque la convicción sólida de la indudable importancia que la educación posee en la formación de capacidades, habilidades y desarrollo espiritual de las personas es incuestionable. Pero lo que aquí también debemos tratar no es sólo la garantía del acceso gratuito a la educación superior por parte de miles de ciudadanos, sino la importancia de obligar a un reordenamiento de las prácticas educativas, de los conocimientos que se requieren en una época de grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y, por supuesto, tecnológicas.

Sin duda, un punto importante es la de dedicarle buena parte de la reflexión acerca de los saberes que se tienen que impulsar. Si bien la ciencia es un bien muy apreciado que tendrá que ser ampliamente desarrollado, el pensamiento humanístico, así como las disciplinas dedicadas al fortalecimiento de un espíritu colectivo, sin perder de vista las preocupaciones individuales, además de los aspectos socioambientales representan aspectos cada vez más necesarios.

En más de un sentido, con la promulgación de la Ley de Educación Superior, se tiene que analizar a la luz de varios aspectos, no propiamente legales. Por un lado, tenemos que aceptar el mundo de transformaciones que estamos experimentando. La Sociedad del

Conocimiento resulta ser un destino inmediato al que hay que avanzar. Una Sociedad del Conocimiento orientada al desarrollo y el progreso del conocimiento. Estas sociedades, por ello, hacen que el acceso a la educación y, por ende, al conocimiento, sea más sencillo que en otros países. El objetivo es promover la difusión del conocimiento, pudiendo trasladar este a todos los ámbitos de la sociedad.

El fin que persiguen estas sociedades es que se utilice dicho conocimiento para fines que permitan una mayor prosperidad económica y social. Así pues, estas sociedades buscan una sociedad educada, racional, avanzada, comprometida y organizada. Por ello, en estas sociedades se busca potenciar todas aquellas tareas que permitan una mejora en la identificación, la transferencia, así como el cuidado del conocimiento. Son sociedades que consideran el conocimiento un elemento fundamental para una mejora de la economía.

Hay que reconocer que el panorama actual y los avances tecnológicos han revolucionado el mundo de la educación. Se presentan nuevas tendencias en educación y se presentan nuevas direcciones aún por descubrir en la formación de los estudiantes.

Tenemos que trasladar a las aulas una nueva conciencia social y una concepción global surgida al albor de nuevos recursos digitales, de la importancia de la inteligencia artificial o bien del desarrollo que representa el genoma humano, la Sustentabilidad energética, inteligencia artificial, ciencia de datos, desarrollo de materiales, negocios globales, urbanismo y gestión de talento entre otros saberes.

Algunos, incluso, llegan a mencionar los cambios vertiginosos que se están dando, de manera desigual en mundo, de tal manera que estaríamos escenificando, sin duda, una nueva brecha de conocimientos, saberes y tecnologías. Una nueva desigualdad del conocimiento se estaría fraguando y al que necesitamos enfrentar.

Asimismo, tendríamos que imaginar la creación obligada de nuevas carreras que consideren las nuevas profesiones que se estarán requiriendo en 15 ó 20 años y que seguramente hoy no existen.

Toda la energía social de los jóvenes mexicanos debe ser invertida en un proyecto revolucionario del conocimiento. Así que no solamente se requerirá inversión en ese proceso de transformación, sino la importancia que tiene México de disponer de un amplio sustento de capital intelectual representado por los jóvenes.

La gratuidad que contempla esta ley, es condición para que el acceso sea sencillo y poder aprovechar todo este capital del conocimiento que traerán las nuevas generaciones. Así lo han considerado países como Alemania, Suecia, Finlandia, Singapur, entre otros donde la educación pública es gratuita.

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