En la pérdida de décadas con las que normalmente se miden los periodos de estancamiento o retroceso económicos en México, subyace como un continuum una pérdida más lamentable y dolorosa que abarca todos los ámbitos de la vida nacional, que es la de la Historia.

En los últimos veinte años, dos coyunturas documentables marcan indubitablemente ese hecho. Con la alternancia en el 2000, cuando el PAN arribó al poder presidencial, se esperaba una profunda refundación del país sobre nuevas bases y relaciones entre gobernantes y gobernados, pero no se pudo ni se supo aprovechar del todo la ocasión.

Esa cadena de desaprovechamiento de oportunidades siguió con Calderón, quien se entronizó “haiga sido como haiga sido”, según su propia expresión, a fin de justificar las suspicacias sobre la legitimidad de su triunfo. En el país empezó a correr sangre por la descontrolada criminalidad que, ahora se sabe, actuó en connivencia con las autoridades.

Después del desengaño de dos sexenios panistas, en que todo cambió para seguir igual e incluso empeorar, dado que las prácticas políticas más deleznables institucionalizadas por años se recrearon y potenciaron, la ciudadanía volvió a confiar en el priísmo, que se ufanaba de saber cómo hacer las cosas. El resultado fue la inocultable formación de un narcogobierno, como lo ha definido el propio presidente López Obrador.

En paralelo con ese drama, apareció la esperanza de un verdadero vuelco encarnada por el actual presidente, cuya impronta más notable es su perseverancia, con la que enfrentó día tras día todo tipo de ataques, críticas y objeciones que se le presentaron en su inamovible idea de gobernar para cambiarlo todo.

Empero, en dos años la economía no está mejor; en 2020 cayó al nivel de la Gran Depresión. La lucha contra la pobreza, agravada por la pandemia, ha provocado un retroceso de diez años, según el sociólogo Roger Bartra y el Coneval.

Además, el ámbito de seguridad muestra indicadores catastróficos. En el apartado de la corrupción y la impunidad, hay muchas acusaciones y presuntos implicados, cuyo avance en el sistema de procuración e impartición de justicia, debe acelerarse cuando los juzgados regresen a la “normalidad”. Y de la “democracia”, mejor no hablar.

Estos y otros factores podrían llevar a considerar que, de seguir así, México tendría otro sexenio perdido, otro periodo histórico extraviado, por la involución que entraña.

Aun así, el ingrediente más visible y pernicioso que contextualiza el estado de cosas en la actualidad no es la desmesurada concentración de poder que especialistas y estudiosos reiteradamente cuestionan al titular del Poder Ejecutivo.

Lo más grave es que, con la iniciativa preferente de reforma a la industria eléctrica, él ha dicho que no está dispuesto a admitir que se le cambie una sola coma.

Esa postura, no sólo borra la división de poderes y anula los contrapesos que llevaron a instituirla, sino que proscribe la inteligencia, usurpa la soberanía, anula la libertad y aniquila el Derecho.

Cuando Lord Acton escribió que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente, lo que hizo fue advertir sobre la corrupción que entraña el poder por exceso, y evitar la reencarnación del Luis XIV, El Rey Sol, quien, con esa visión, se asumió como divinidad en su idea de que… “el Estado soy yo”.

SOTTO VOCE…

Los golpes que la Secretaría de Seguridad Ciudadana, comandada por Omar García Harfuch, ha dado al crimen organizado con el decomiso de importantes cantidades de droga, son evidencia de su eficacia, pero sobre todo de su valentía y honestidad… La señora Rossy Fuentes, presidenta del DIF Sinaloa, quien rindió su cuarto informe, se ha destacado como uno de los principales activos del buen gobierno de Quirino Ordaz Coppel, dada su dedicación y entrega al trabajo.

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