Estimados lectores, continuando con el tema de la semana pasada donde abordamos el tema de la infidelidad según las investigaciones y el trabajo de la prestigiada Psicóloga Esther Perel:

Hay tres maneras en que la infidelidad duele hoy:

1. Tenemos un ideal romántico en el que nos volcamos hacia una persona para satisfacer una lista interminable de necesidades. Ser mi mejor amante, mi mejor amigo, el mejor padre, mi confidente, mi compañero emocional y mi par intelectual. Y yo, la elegida, la única, indispensable, irremplazable… Y la infidelidad me dice que no. Es la traición definitiva. La infidelidad rompe la gran ambición del amor.

Pero, si a lo largo de la historia siempre ha sido dolorosa, hoy a menudo es traumática, porque amenaza nuestro sentido del YO. La infidelidad es una traición a la confianza, una crisis de identidad. ¿Puedo confiar en ti de nuevo? ¿Puedo confiar en alguien más?

“Las aventuras en la era digital son la muerte por desangrado”.

2. También existe otra paradoja a la que nos enfrentamos hoy. Debido a este ideal romántico, confiamos en la fidelidad de la pareja con un fervor único. Pero nunca fuimos tan propensos a descarriarnos y no porque hoy tengamos nuevos deseos, sino porque vivimos en una era en la que sentimos que tenemos derecho a cumplir nuestros deseos. Porque en esta cultura creemos que merecemos ser felices.

Y si solíamos divorciarnos porque no éramos felices, hoy nos divorciamos porque creemos que podríamos ser más felices. Y si el divorcio traía aparejada la vergüenza, hoy elegir quedarse cuando uno puede partir es la nueva vergüenza.

Entonces, si podemos divorciarnos ¿por qué tenemos aventuras? El supuesto típico es que si alguien engaña, es porque hay algo mal en la relación o alguno de los dos tiene algo mal, sin embargo, millones de personas no podrían tener todo mal. La lógica dice, ¿por qué si tenía todo en casa sucedió? No tenía por qué buscar en otro sitio.

Suponiendo que existe el matrimonio perfecto que nos vacuna contra la pasión de explorar, pero ¿y si la pasión tiene una vida útil finita? ¿Y si hay cosas que incluso una buena relación nunca puede ofrecer? ¿Si incluso las personas felices engañan?

La mayor parte de las personas que engañan son profundamente monógamas en sus creencias, pero se encuentran en conflicto entre sus valores y su comportamiento. A menudo son personas que han sido fieles durante décadas, pero un día cruzan la línea que nunca pensaron cruzar a riesgo de perderlo todo.

La infidelidad es un acto de traición, pero también es una expresión de añoranza y pérdida. En el meollo de una aventura, siempre encontrarán un anhelo y deseo vivo de conexión emocional, de novedad, de libertad, de autonomía, de libertad sexual, un deseo de recuperar partes perdidas de nosotros mismos o un intento de recuperar vitalidad de cara a la pérdida y a la tragedia.

Cuando buscamos la mirada del otro, no siempre nos alejamos de nuestra pareja, sino de la persona en la que nos hemos convertido. Y no es tanto que estemos en búsqueda del otro, sino en búsqueda de otro YO.

Todos los infieles mencionan lo mismo: “Me siento vivo de nuevo”. A menudo el infiel se ha preguntado antes de hacerlo; “¿esto es todo?”, “¿hay algo más?”, “¿voy a vivir así otros 25 años?”, “¿nunca volveré a sentir algo de nuevo?” Pueden ser estas preguntas las que lleven a muchas personas a cruzar la línea y que algunas aventuras son una respuesta para contrarrestar la falta de vida, un antídoto contra la muerte.

Y al contrario de lo que puede pensarse, las aventuras tienen que ver menos con el sexo

y más con el deseo: deseo de atención, deseo de sentirse especial, deseo de sentirse importante. Y la propia estructura de una aventura, el hecho de nunca poder tener al amante, aviva al deseo. Por lo incompleto, por la ambigüedad, por lo prohibido.

Algunos seguramente piensan que en las relaciones abiertas la infidelidad no existe, pero sí.

Primero, no es lo mismo hablar de monogamia que hablar de infidelidad. Aun cuando podemos tener varias parejas, el deseo de lo prohibido sigue, que si hacemos lo que se supone que no debemos hacer, sentimos que hacemos lo que realmente deseamos.

Prevención:

Si los matrimonios pudiéramos hacer una décima parte de la audacia, la imaginación y el brío que ponen en sus aventuras, probablemente no caerían en la tentación.

Entonces, ¿cómo nos curamos de una infidelidad?

El deseo es muy grande, la traición es muy profunda, pero puede curarse. Y algunas aventuras son un toque de difuntos para relaciones moribundas, pero otras nos impulsan a nuevas posibilidades. El hecho es que la mayoría de las parejas que han pasado por aventuras permanecen juntas, algunas simplemente sobreviven y otras podrán convertir una crisis en una oportunidad.

Podrán convertir esto en una experiencia generativa. Pero, la pareja engañada dice: ¿tú crees que yo no quería hacerlo? También lo quería pero no lo hice. Pero ahora que ya lo saben, también reclaman más y ya no quieren permanecer en el mismo status quo.

Las parejas normalmente se abren a conversaciones profundas con honestidad y apertura. Y parejas sexualmente indiferentes, de repente sienten una lujuria voraz. Algo sobre el miedo a la pérdida reaviva el deseo y dará paso a una verdad completamente nueva.

Entonces, al exponer una aventura, ¿qué pueden hacer las parejas?

Del trauma sabemos que la sanación comienza cuando el  autor reconoce lo que hizo mal. Así, para la pareja que tuvo la aventura, no solamente es terminar la aventura, otro acto esencial, es expresar culpa y remordimiento por herir a su pareja. Sin embargo, muchas de las personas que engañan se sienten culpables por herir a su pareja, pero no por haber vivido la aventura en sí. Es responsabilidad de el que engaña restablecer la confianza y reparar el daño.

Para la parte engañada es esencial restablecer su sentido de autoestima, rodearse de amor, amigos y actividades, que devuelvan la alegría, el sentido y la identidad. Pero aún más importante, dejar de hurgar en los detalles sórdidos. En lugar de investigar cuestiones dolorosas, indagar el sentido y los motivos de la infidelidad: 
-¿Qué significó esta aventura para ti? 
-¿Qué pudiste experimentar o expresar allí que ya no podías conmigo? 
-¿Qué sentías cuando volvías a casa? 
-¿Qué valoras de nosotros? 
-¿Quieres que lo nuestro termine?

Cada aventura redefinirá una relación y cada pareja determinará cuál será el legado de la aventura. Pero las aventuras están aquí para quedarse y no se irán.

Y los dilemas del amor y del deseo, no tienen respuestas simples de blanco y negro, bueno y malo; de víctima y agresor.

La traición en una relación viene de muchas formas. Hay diversas maneras de traicionar a nuestra pareja; con desprecio, con negligencia, con indiferencia, con violencia. La traición sexual es solo una forma de hacer daño a una pareja. Es decir, la persona que engaña, no siempre es la culpable en toda la historia.

Hoy estamos destinados a tener dos o tres matrimonios a lo largo de la vida, puedes incluso casarte con la misma persona. ¿Deseas crear un nuevo matrimonio con tu misma pareja?

Espero les sea de utilidad. Feliz semana!

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