Empieza otro año y con él surgen propósitos que nos motivan a alcanzar objetivos mayores, como las metas personales, laborales, etc. Es por esto que me gustaría contarte acerca de un propósito que cada año se encuentra en mi lista: visitar museos más a menudo, pero al igual que mi otro propósito de comer más saludable me resulta complicado, esto porque a veces los museos pueden ser poco atractivos.

Hay varios factores que hacen del museo un espacio poco atractivo, uno de los principales es la manera en que se le trata al museo como tal. Por muchos años y en muchos museos nos han enseñado a comportarnos de cierta manera, a no movernos libremente, a optar cierta postura, a no tocar nada, etc., estas normas han ayudado a que el museo se le vea como una iglesia, es decir, como algo sagrado con lo que no podemos interactuar ni agredir. Es por esto que las noticias acerca de los ataques hacia las pinturas como Los girasoles de Vincent van Gogh o La Mona Lisa de Da Vinci dentro de museos tan importantes como el Louvre o la National Gallery, escandaliza al mundo entero, porque que se encuentran en un lugar sagrado el cual uno no puede profanar.

Otro de los factores más importantes que hacen del museo poco atractivo es la fatiga. Al ir a un museo, es fácil cansarse.

De las veces que has visitado un museo, ¿qué tal fácil has encontrado una banca para descansar? En muchos museos esta tarea puede ser realmente compleja, la integración de las bancas en el museo es casi nula. En 1916, Benjamin Ives Gilman acuñó el termino “fatiga de museo”, el cual es provocado en gran medida por esta falta de mobiliario dentro de las salas de museo que te permiten descansar, a pesar de que el término se acuñó el siglo pasado, este factor aún sigue siendo vigente y los museos siguen sin atender esta necesidad que es determinante para la visita del usuario.

Otra causa que provoca que el museo sea poco atractivo son los contenidos. En muchas ocasiones, durante la visita nos encontramos con textos de sala larguísimos que pueden ser complicados de leer por los tecnicismos que usan, esto es porque las investigaciones de las exposiciones no se traducen a un lenguaje más coloquial provocando que los usuarios no entiendan completamente. Esto es un error muy común que provoca una desconexión entre los usuarios y los contenidos.

Un tercer factor que afecta es la poca interactividad que el usuario tiene con la colección. Al igual que la anterior, la poca involucración del visitante con las piezas provoca una desvinculación que hace que se pierda el interés, es por esto que es importante que las exposiciones cuenten con alguna pieza o módulo interactivo para así lograr una conexión.

Es por estos factores que propongo que el arte puede resultar poco atractivo. Sin embargo, muchos museos e instituciones han hecho cambios para hacer de las visitas mucho más amenas, con ayuda de guías que nos ayudan a traducir los términos complicados a un lenguaje más amable o, simplemente, colocando más bancas para descansar.

Antes de terminar me gustaría desearte un excelente año nuevo 2023 y preguntarte ¿tú qué opinas?, ¿sabías de la existencia de la fatiga del museo?, ¿has visitado algún museo poco atractivo?

*Lic. en Historia del Arte y Curaduría

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