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A muchos de los militantes o simpatizantes de algún partido político le anima y compromete la idea de vigilar que se cumpla su reglamentación interna“El derecho de toda persona a participar en el gobierno de su país, sea directamente o por medio de representantes libremente elegidos, y a tener acceso en igualdad a las funciones públicas, siendo la voluntad del pueblo, expresada en elecciones auténticas y periódicas por sufragio universal, igualitario y secreto, la base de la autoridad del poder público”.
Es el artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, y que adicionalmente, consagra el derecho a la libertad de pensamiento, de expresión y de asociación.
Vale tener en primer plano estos principios, pues ha dado inicio el proceso electoral en nuestro país y es un evento al que todos estamos, no solo invitados, sino obligados a participar. De esta forma estamos ya inmersos en un proceso que despierta en cada uno la inquietud de participar en elecciones libres y transparentes; y la exigencia de que el marco en el que habrán de realizarse las elecciones, garantice el respeto al voto directo, personal, libre y secreto.
Esta semana fuimos testigos de la designación, por parte del Senado de la República, de los magistrados de los tribunales electorales de los 17 estados en los que habrá elecciones, incluido Querétaro; los senadores han cumplido también con emitir las reglas que deben garantizar que el proceso se realice en el marco de la justicia electoral, queda ahora la responsabilidad a cada uno de los ciudadanos de vigilar que sí se cumplan.
A muchos de los militantes o simpatizantes de algún partido político le anima y compromete la idea de vigilar que se cumpla su reglamentación interna, que se apliquen correctamente sus sistemas de elección de candidatos, los mecanismos de justicia electoral establecidos en sus estatutos y que se respeten los derechos político-electorales de cada militante.
Párrafos arriba hablábamos de la exigencia que la ciudadanía hace para que en los procesos electorales se garantice el respeto al voto, pues es a través de este como la ciudadanía manifiesta y participa en el ejercicio del poder; con su voto la ciudadanía legitima al Estado.
Nuestra Constitución, al igual que lo hacen las de muchos otros países en el mundo, establece que la soberanía radica en el pueblo, es decir, esta se hace realidad en la medida en la que se garantiza el derecho y el respeto al voto.
Desde luego, no es solo sufragando como el pueblo legitima al Estado, es importante su participación a lo largo de la campaña, pues esta representa una oportunidad de comunicación entre la ciudadanía y quienes aspiran a ocupar un cargo. La sociedad y los partidos políticos se ven más unidos cuando se lleva a cabo un proceso electoral.
Hemos dicho también que mediante el voto es como la ciudadanía legitima al Estado, sin embargo, es importante precisar que esta legitimación es en cuanto a forma, es decir, nombra a sus representantes, pero el poder del elegido es limitado; no puede haber un poder absoluto en un Estado Constitucional Democrático. Queda claro que la ciudadanía, mediante su voto, no legitima todos los actos del poder.
Ha comenzado el proceso electoral 2014-2015, están en juego 2 mil 159 cargos de elección popular; se renovarán las 500 curules de la cámara de diputados, 9 gubernaturas, entre ellas la de Querétaro, 641 diputaciones en 17 entidades federativas, también incluida la nuestra, al igual que los ayuntamientos que en 16 entidades del país serán en total 993 y las 16 jefaturas delegacionales en el Distrito Federal.
El proceso ya está en marcha, cada quien tiene un rol particular que jugar, el 7 de junio quedará renovada la geografía electoral del país. Hago votos porque cada mexicano juegue su mejor papel.