El Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el arranque de la campaña electoral del 2021, agradeció a los “conservadores” por definirse. Sin embargo él no ha definido qué es y qué pretende que sea esta síntesis de confusiones, contradicciones y engaños, llamada 4T.

El Presidente debe aclarar por qué dice que la 4T es pacífica y polariza a la sociedad y organiza los Comités de Defensa de la 4T como fuerza de lucha.

Por qué dice que es anti-neoliberal, pero asume la cultura de la muerte, impulsada y financiada por neoliberales norteamericanos para destruir la familia (quitar a los padres el derecho de educar a sus hijos conforme a sus principios); el feminazismo (la irreconciliable polarización hombre-mujer); la cultura de género (dar la facultad a que los niños decidan su género a pesar de su sexo); y, el aborto. Iniciativas que en México promueve Olga Sánchez Cordero.

Por qué dice que la 4T está a favor de los pobres, pero no apoya a las empresas para mantener el empleo; por qué ha desarticulado los sistemas de salud que atienden a pobres; por qué no cambia la fallida y errática estrategia de combate al Covid 19, que ha cobrado la vida, de cerca de 40 mil personas, 71% de ellas con estudios de primaria; por qué genera incertidumbre y desconfianza que se ha traducido en la salida de capitales por más 13 mil millones de dólares.

Díganos por qué, si dice buscar la democracia, su estilo es escandalosamente autoritario, por qué se tiene que hacer todo conforme a la voluntad de una reducida camarilla de extremistas y se niega a dialogar con la sociedad; por qué en lugar promover el desarrollo de las personas, mediante sus iniciativas, quiere volver al estatismo; por qué en lugar de buscar un proyecto ideológico externo que no ha demostrado beneficios en ninguno de los países en los que ha gobernado (Cuba, Venezuela, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Ecuador, entre otros), construye una gran alianza nacional para generar el progreso y bienestar que el país requiere; por qué quiere subordinar a los otros dos poderes y someter a las instituciones autónomas; por qué no corrige el rumbo, como se lo han pedido agrupaciones civiles, intelectuales, periodistas, políticos, líderes sociales de todo tipo; por qué si es demócrata no deja a su partido competir electoralmente y se sale de la campaña electoral.

Díganos por qué si la superioridad moral de la 4T reside en combatir la corrupción, siendo capaz de meter a la cárcel al mismísimo Enrique Peña Nieto y a Luis Videgaray con tal de que el circo mediático le garantice ganar las elecciones del 2021, cae en la incongruencia de tolerar la corrupción en su gobierno, garantizando impunidad a funcionarios desleales.

Respóndanos por qué, si dice que su afán es informar todos los días, manipula, evade y distrae la atención pública de los problemas relevantes; por qué ataca a periodistas, columnistas y medios de comunicación críticos; por qué tiene “comunicadores” a modo como Lord Molécula y similares.

Sabemos que su proyecto político no se logrará en un sexenio y que aspira a extenderlo a cuando menos tres sexenios. Y nadie sabe si con usted al frente o con un florero que lo represente. Presidente, si le quitamos la demagogia ¿qué queda de la 4T?

Periodista y maestro en seguridad nacional

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