Una de las grandes metas en la vida de toda persona es formar un patrimonio sólido y seguro. Esto nos brinda tranquilidad y seguridad para nosotros y nuestros seres queridos. Sin ninguna duda, el lugar donde vivimos es uno de nuestros principales activos. Ahí depositamos gran parte de nuestros esfuerzos y trabajo.

Existen familias que la mayor parte de sus ingresos se destinan a este rubro, dado que al final de su vida lo ven como la herencia que le dejarán a sus hijos, nietos o familiares más cercanos.

De esta manera, la vivienda se convierte en un tema fundamental, pues no solo refleja las aspiraciones y deseos de la mayoría de las personas, sino además  se trata del espacio donde suceden las experiencias más íntimas y personales. Ahí convivimos con nuestra pareja, vemos crecer a nuestros hijos o cuidamos de nuestros padres.

Por ello, el Estado debe poner énfasis en la creación de condiciones adecuadas y suficientes para hacer realidad el mandato que establece el artículo 4º de la Constitución General de la República: garantizar a toda familia el disfrute de una vivienda digna y decorosa.

Asimismo, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos ha considerado que el derecho a la vivienda no solo se cumple con garantizar un techo para las familias, sino que este espacio sea digno, esto es, que cuente con los servicios básicos y características mínimas de seguridad para su funcionamiento.

Es en ese contexto que presentamos en el Congreso de Querétaro la nueva Ley de Vivienda, pues es necesario que exista un marco jurídico a nivel local que haga posible que la población, especialmente la de menos recursos, tenga acceso a una vivienda adecuada.

¿Qué beneficios trae esta Ley?, muchos, ya que permitirá que las autoridades, tanto del gobierno del estado como de los municipios, puedan ejecutar programas de apoyo en favor de todas esas familias que, por diversas razones, no pueden acceder a financiamiento para la producción, adquisición, mejoramiento o ampliación de sus viviendas.

Esto es necesario frente al entorno que presenta nuestra entidad, donde hay un déficit en la oferta de vivienda de interés social, pues la mayoría de la industria constructora se enfoca en proyectos de mayor capital, movidos muchas veces por los inversionistas, situación que es plausible, pero que no atiende la alta demanda de un gran sector de la población que, por falta de recursos, debe optar por los asentamientos irregulares.

La intención es clara y concisa: ayudar a todas esas familias que carecen de un techo seguro o que, aun teniéndolo, no cuentan con las condiciones necesarias para catalogarse como una vivienda digna, decorosa y adecuada.

Por ello, ponemos manos a la obra y emprendemos esta nueva propuesta. Una propuesta ambiciosa que tiene por objeto dar un techo seguro a las familias queretanas y que es necesaria para hacer realidad el sueño de miles de personas: tener una casa propia.

Es ahí donde el Estado debe poner énfasis, es ahí donde debemos actuar…

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