Ayer, en compañía de mis compañeras y compañeros de partido, firmé la agenda ambiental para un Querétaro sustentable. Un documento que establece una serie de compromisos en beneficio de las futuras generaciones y la protección de nuestro entorno. Las repercusiones del calentamiento global están siendo cada vez más evidentes en nuestro planeta. Los efectos son devastadores y cada vez más irreversibles.

En particular, Querétaro está presentando serios problemas de sequía y falta de recarga en los mantos acuíferos. Su flora y fauna se ven amenazadas por las altas temperaturas y los incendios forestales e, irónicamente, cuando llueve en las zonas urbanas, se presentan “chubascos” que colapsan las vialidades y ponen en riesgo a la ciudadanía.

Si bien el problema es mundial, no podemos ser ajenos a sus repercusiones. Por eso, tenemos que actuar local, pero pensar global. Lo poco que hagamos en nuestro ámbito de influencia será determinante para el futuro de la naturaleza y la sustentabilidad de las futuras generaciones.

En este, como en muchos temas, tenemos que guiarnos con los objetivos de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, en el contexto de las Metas para el Desarrollo Sostenible, donde el cuidado del medio ambiente tiene un papel protagónico.

Hoy quienes aspiramos a ocupar algún cargo público, especialmente en el ámbito de la administración, tenemos el compromiso ineludible de buscar el equilibrio ecológico y la protección al medio ambiente, con acciones concretas y certeras; no con discursos ambiguos y superficiales. No hay tiempo que perder, tenemos que actuar con firmeza ante las amenazas de nuestro entorno y la naturaleza.

Entre los compromisos asumidos, se encuentra el apostar a la transición energética para dejar de usar los combustibles fósiles; impulsar el uso de ecotecnologías y programas de investigación para su implementación; atender debidamente los incendios forestales; impulsar el desarrollo urbano policéntrico; proteger y ampliar las áreas naturales protegidas; evitar los cambios indiscriminados de uso de suelo; implementar planes de manejo sostenible para residuos urbanos sólidos; proteger a los ecosistemas nativos del Estado; monitorear y atender la biodiversidad en la entidad; y apoyar la creación de viveros locales.

También resalta la declaración de Peña Colorada como área natural protegida, una propuesta que en lo personal vengo impulsando desde hace años. No estoy de acuerdo, como dijo un candidato, en expropiar las tierras a los ejidatarios; creo que esto debe ser un proyecto social, donde concurran todas las fuerzas y todas las voces. Ellos serán los principales beneficiarios con dicha declaratoria, solo es cuestión de sumarlos al proyecto y trabajar de la mano.

En otro sentido, es indispensable hacer una reingeniería de la movilidad y apostar por un transporte sustentable. Aun seguimos dependiendo en exceso del vehículo particular y ello está afectando seriamente los índices de emisión de dióxido de carbono y otros gases contaminantes. Tenemos que apostar por otras opciones.

Es momento de hacer un cambio en nuestra forma de pensar y actuar. Es momento de ver las cosas en otra perspectiva y apostar a que, con voluntad e ingenio, las cosas pueden mejorar. Esa es la finalidad que estamos buscando y a la que deseamos invitarle, a que Usted, estimado lector, se sume al cambio real…al CAMBIO VALIENTE.

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