Desde el estado, existen dos modelos para el tratamiento de las prácticas institucionales que inciden sobre el ejercicio de derechos y el acceso a oportunidades. Por una parte, podemos castigar y evidenciar aquello que se está haciendo mal en el tema; es decir, establecer algún tipo de penalización –monetaria, administrativa, de exhibición pública– a quienes discriminan y promueven una cultura institucional de la exclusión. Pero, por otro lado, también podemos destacar públicamente aquellas buenas prácticas que significan lidiar con la discriminación en espacios específicos, y que pueden constituirse como modelos de conducta institucional y situarse en la vanguardia de las acciones antidiscriminatorias.

Así, desde distintas instituciones públicas, como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social o el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, existen ya distintivos a los que las empresas o instituciones pueden acceder si demuestran cumplir con la promoción de una cultura corporativa de la no discriminación.

Estas instancias, por ejemplo, visibilizan a las empresas que generan condiciones literales y simbólicas de accesibilidad para las personas con discapacidad, promueven la participación paritaria de las mujeres, combaten el así llamado “techo de cristal” que las afecta o generan acciones educativas o de capacitación para el trabajo que benefician a poblaciones específicas (personas indígenas o adultas mayores).

No obstante, estas dinámicas son susceptibles de enriquecerse para beneficiar –como lo hacen de hecho algunas empresas transnacionales– a otros grupos que no están plenamente reconocidos en las dinámicas institucionales: la diversidad sexual, las poblaciones migrantes, los grupos migrantes, quienes viven con VIH/ Sida, entre otros.

Como puede verse, es importante, para combatir la discriminación en el largo plazo, crear modelos de reconocimiento y certificación cada vez más modernos e incluyentes destinados a visibilizar buenas prácticas institucionales de discriminación. En el municipio de Querétaro ya existen empresas e instituciones de gobierno que están haciendo acciones contra la discriminación, pero necesitamos hacer acopio de buenas prácticas antidiscriminatorias para que de éstas puedan aprender aquellas instituciones que aún no se han dado cuenta de la importancia de su participación en el proyecto antidiscriminatorio.

Desde el Instituto Municipal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (INMUPRED), estamos iniciando una ruta para la construcción de un modelo de certificación para instituciones libres de discriminación y comprometidas con la inclusión de los grupos históricamente discriminados.

Esto nos ha hecho plantearnos dos preguntas fundamentales: primero, ¿por qué es importante visibilizar a las empresas libres de discriminación?, y segundo, ¿qué características debe tener un modelo de este tipo?

A la primera pregunta podemos responder que es fundamental visibilizar buenas prácticas de inclusión en las empresas porque la lucha contra la discriminación requiere de este tipo de prácticas para mostrar que otro estado de cosas es posible. Que podemos tener empresas productivas, sustentables y generadoras de riqueza al tiempo que protegemos los derechos y promovemos la inclusión de quienes trabajan allí.

A la segunda pregunta, es decir, sobre las características del modelo de reconocimiento para instituciones libres de discriminación, debemos decir que éste debe ser resultado de un trabajo reflexivo entre gobierno y sociedad civil. Es decir, que las características de protección a las personas y grupos tradicional e históricamente discriminados deben ser consensuadas con ellos y ellas mismas, quienes han experimentado el daño que resulta de la exclusión arbitraria y quienes pueden alumbrarnos nuevas formas de pensar la justicia y la inclusión social.

Ésta es precisamente la ruta de trabajo que estamos emprendiendo desde la Presidencia Municipal de Querétaro a través del Instituto Municipal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (INMUPRED), en coordinación con el Instituto de Innovación y Desarrollo: la construcción de un modelo de reconocimiento y certificación para empresas e instituciones libres de discriminación.

En el desarrollo de este modelo estamos dialogando con empresas, instituciones académicas, organizaciones de la sociedad civil, expertos y expertas en innovación organizacional, para tener un modelo de reconocimiento sólido. Por supuesto, en la implementación y reconfiguración de las empresas e instituciones para volverlas libres de discriminación, nosotros también acompañaremos y asistiremos a quienes decidan emprender la ruta de la igualdad junto con nosotras y nosotros.

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