De acuerdo con reportes, en los días pasados, un legislador local de Querétaro ingresó una iniciativa para reformar la Constitución del estado con la intención de aumentar la protección del gobierno hacia las personas que se dedican a labores de periodismo. ¿Qué impacto tendría esta reforma para la política en la entidad federativa?

El periodismo es uno de los pilares de la democracia y la razón es simple: aquellas personas que se dedican a esta labor de manera leal y ética a su profesión, informan y analizan los eventos y acciones que ocurren, por ejemplo, en la sociedad y en la política. Esto es de suma trascendencia, puesto que, en esta última esfera, los periodistas fungen como vigilantes de los servidores públicos y funcionarios.

Lo anterior tiene un impacto masivo en la democracia. Un funcionario que esté en constante escrutinio tenderá a realizar su labor de manera apegada a lo que en realidad se espera que haga, es decir, hay más probabilidades de que cumpla con sus responsabilidades y menos de que sus acciones diverjan. Este escenario es mejor para la democracia, ya que, entonces, uno de los efectos del periodismo, además de informar a la población, es disuadir a las autoridades y tomadores de decisiones a ir por un camino que iría en detrimento de la sociedad.

Es claro que la labor del periodismo puede ser incómoda para ciertas personas, puesto que saca la verdad a la luz y eso puede causar problemas para quienes buscan que tal verdad se quede oculta, como pueden ser algunos empresarios, políticos y miembros del crimen organizado, entre otros agentes. Por lo tanto, a raíz de la realidad en la que estamos como país, en ciertas ocasiones la labor de los periodistas conlleva un riesgo, pero es un riesgo que no debería existir y, de la misma manera, que debería ser atendido y disminuido por parte de las autoridades gubernamentales.

Lamentablemente, la actual administración federal de Andrés Manuel López Obrador, no comulga con el hecho anterior. Al contrario, a lo que se ha dedicado el tabasqueño desde que asumió la Presidencia de México es a denostar, atacar y deslegitimar a quienes hacen periodismo, particularmente a quienes critican a su gobierno. No se necesita mucho para recordar sus comentarios en torno a la prensa “neoliberal”, “conservadora” y “fifí”, que le hace “mala publicidad”.

Los discursos de López Obrador generan un impacto en la sociedad. El mandatario cuenta con una amplia cobertura en sus declaraciones y además posee muchos seguidores. De esta manera, sus declaraciones resuenan en la población, entre simpatizantes y no simpatizantes. Por ende, si algunas de esas ideas atacan a los periodistas, muchas personas creerán que es correcto también hacerlo y ello puede producir un efecto de más violencia hacia el gremio periodístico y menos interés por protegerlo.

Nuevamente se cae en la incongruencia del presidente que decía que iba a proteger a la sociedad. Resulta desproporcionado y decepcionante que a nivel local se tengan estos sanos esfuerzos como el que hace el legislador morenista de Querétaro con la finalidad de proteger a la sociedad y la democracia, y que, en el nivel nacional, el mandatario haga lo contrario con su discurso y acciones en el gobierno que encabeza.

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