“No seas ambicioso y tacaño, la justa medida es excelente en tales casos”
Pitágoras.

De no ser tan patético, sería sumamente gracioso.

Cito, textual, al presidente López Obrador cuando se refiere a la cancelación del 75% del contrato de arrendamiento de equipos de cómputo en la Secretaría de Economía: “No estemos pensando de manera egoísta, en forma individualista, ¿qué voy a hacer?... Imagínense lo que hacían los que lucharon en otros tiempos por la libertad, por la justicia, por la democracia, por la soberanía; ¿que estaban esperando que tuvieran sus computadoras para luchar?, ¿para transformar?”... En la madre.

-¡Ramírez!, ¿cómo va la proyección del crecimiento del área?,

-Jefe, ¿usted cree que Hidalgo o Zapata andaban perdiendo el tiempo en el Excel?, ¿dónde está su vocación democrática?, Además la computadora ni sirve, la descompuso Panchito cuando se metió al Facebook a darle likes al jefe.

¡Sopas, perico!, a ver, entendamos esto, vamos por partes: López considera a los burócratas un símil de los luchadores de la independencia, es decir que, por ejemplo, vale más un contador que trabaja en el gobierno por capacidad revolucionaria y subversiva que por sus habilidades profesionales, supongo que es una buena noticia para los gamberros del Che Guevara en Filosofía y Letras, ¡ya tendrán quien los mantenga!

López sabe que, de alguna manera, las computadoras sobran en la administración pública, están sobrevaluadas, así como con la pandemia, el mundo está mal y la cuarta va por buen camino, ¡Ruiz Cortines no necesitó de ninguna “computadora” y el país creció como nunca!, ¿por qué no repetir la fórmula?

López piensa que la computadora es algo que se puede compartir, como si fuera un nintendo con los niños, un juguete fantástico por el que habrá que esperar turno, ¿cuál será la política con las calculadoras?, ¿con los ábacos?

Absurdos aparte, ya en serio, el presidente no puede seguir interpretando una farsa digna de Darío Fo, no podemos darnos el lujo de precarizar la administración pública en aras de una obsesión ideológica.

El presidente no entiende que México pertenece a la OCDE, no acaba de comprender la importancia de contarse entre las principales economías del mundo, es triste aceptarlo pero López Obrador nos mira como una gigantesca ranchería, no como una economía de mercado.

Y es que no solo se trata de las computadoras en la Secretaría de Economía, el nivel de precarización y de destrucción de este gobierno ha llegado a los absurdos de no utilizar elevadores en algunas dependencias para “ahorrar luz”, de que los empleados compren su propio papel para imprimir documentos oficiales o de que se suspenda el servicio de internet por considerarlo “superfluo”.

Cada paso en la destrucción lo pagaremos todos.

DE COLOFÓN

López debería compartir su idea de cobrar cuotas a la libertad de expresión con el presidente Trump, ambos comparten un desdén extraordinario a la prensa y a la ciencia.

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