Cuando imagino mi futuro en una edad avanzada, siempre pienso en un entorno feliz. Me imagino rodeada de mis seres queridos, pero eso sí, sigo siendo una mujer independiente, vivo en mi casa y estoy financiera y emocionalmente tranquila.

¿Cuántos de nosotros no imaginamos un futuro así? Pero, seamos sinceros, ¿qué estamos haciendo hoy para convertir esos sueños en realidades?

En México, el segmento de adultos mayores es el de mayor crecimiento. A nivel nacional, de los 119.5 millones de habitantes, que contabilizó el Inegi en la Encuesta Intercensal 2015, 12.4 millones fueron personas adultas mayores de 60 años (es decir, 10.4% del total nacional).

Pero, de acuerdo con estimaciones del mismo organismo (Inegi), se prevé que para 2030, la población mayor de 60 años será de más de 20 millones de personas y para 2050 se estima que este sector constituirá el 27.7% de la población mexicana. Por ello, es importante que estemos conscientes de este panorama y tomemos desde ya las acciones que estén a nuestro alcance para que podamos tener una vejez digna, con la mejor calidad de vida posible.

Lo cierto es que, si vemos el comportamiento de la población al respecto de sus hábitos financieros, la tendencia refleja que las personas no necesariamente se están preparando para ese momento.

La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera señala que las tres principales formas con las que la población adulta piensa cubrir sus gastos en la vejez son: con el dinero que reciban de su pareja, esposo(a), sus hijos u otros familiares; con el dinero que reciban de los apoyos del gobierno para adultos mayores; con el dinero que reciban de su pensión, jubilación, plan privado de retiro o Afore.

Sin embargo, solo el 39.5 % de las personas adultas en México tienen una cuenta de ahorro para el retiro (ENIF 2018), un porcentaje menor al 41.2% registrado en la ENIF de 2015.

Si eso les parece poco, ahora imaginen haciendo aportaciones voluntarias solo al 5% de los adultos que saben en qué Afore se encuentran.

Esto no se trata únicamente de tener un ahorro para el retiro, se trata de planear nuestra vida, de hacerlo a conciencia, de sacar números y ser sinceros y solidarios con nuestro yo del futuro.

La clave está en hacerse de instrumentos que ayuden a tener una vida holgada. Podemos hacer crecer nuestros ahorros a través de las aportaciones voluntarias o complementarias o, incluso, no nada más pensar en una Afore, sino adquirir un seguro para el retiro podría ser otra buena opción.

Hablando de las aportaciones voluntarias, hoy en día no hay pretextos, se pueden hacer ya sea desde la forma tradicional (acudiendo a una sucursal de la Afore y realizar el pago en ventanilla), a través del patrón indicando el monto a descontar vía nómina, o hasta por internet o la app de Afore Móvil.

Y lo crucial es seguir promoviendo esto a las nuevas generaciones, y recordarles que mientras más temprano empiecen a ahorrar en una Afore, es mejor para ellos, ya que no solo habrá más tiempo para acumular lo necesario para el retiro, sino les generará mayores rendimientos.

Ahora bien, quienes ya cuentan con una Afore, también pueden tomarse un momento para revisar comisiones, rendimientos y servicios que ofrecen; comparen y, si es necesario, cámbiese a la más conveniente.

En cuanto a las comisiones, que es el cobro que hacen las Afores por administrar tu cuenta individual, cabe mencionar que el año pasado hubo diversos cambios y, por primera vez en la historia, todas cobrarán menos del 1 por ciento de comisión por el manejo de los recursos de los trabajadores.

En fin, siempre es buen momento para reflexionar sobre esa imagen tuya en el futuro, de revisar e dentificar cuánto dinero necesitarías para cubrir tus requerimientos, y por lo tanto, de cuánto deberás ahorrar de forma voluntaria y qué hábitos financieros necesitas cambiar para que tus deseos se conviertan en realidades.

Lucyquiroga@hablemosdedinero.com.mx
@Lucyquiroga 
@Finanzasentacon 

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