La pandemia del Covid-19 ha caído como un balde de agua fría para todos, gobierno y sociedad. Sin duda alguna, sus repercusiones son graves en varios sectores.

Por un lado, está el reto sanitario, con las carencias de infraestructura y equipamiento que están mostrando las instituciones de salud. En los últimos días, hemos visto con preocupación varias manifestaciones de profesionales de ese sector (médicos, enfermeras, ayudantes, etc.) que han exigido al gobierno, material de calidad para el cuidado de su integridad personal. Aunado a ello, está lo concerniente a medicamentos, equipo de curación y hospitalización para los pacientes, lo que invariablemente representa un costo no programado al que se deben inyectar recursos.

Por otro, están las repercusiones económicas, cuyos efectos en los bolsillos de las familias se está empezando a sentir, por lo que es indispensable activar medidas anticíclicas para combatir la eventual recesión mundial que ya han anticipado varios organismos, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Para ello, los especialistas apelan a la incursión activa de los gobiernos en la toma de decisiones, sobre todo, en la redistribución del gasto público.

En nuestro país, cada fin de año, el titular del Poder Ejecutivo presenta la iniciativa de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos para hacer frente a las obligaciones que se cumplirán el año siguiente. Todo ello parte de un pronostico programado, considerando factores internos y externos de política económica: la inflación, el tipo de cambio, la variación en la tasa interbancaria, el precio del petróleo, entre otros.

Una vez autorizado por el Congreso (federal o estatal), los recursos se etiquetan y van dirigidos, forzosamente, a las áreas y sectores previamente definidos; sin embargo, una emergencia y fenómeno como el Covid-19, es algo que no estaba previsto al momento de aprobar el presupuesto. En el caso de Querétaro, el presupuesto de egresos para el ejercicio fiscal 2020 fue aprobado por el Congreso  local en diciembre de 2019, fecha en la cual ni siquiera se conocía la existencia de ese virus, cuando menos en este lado del mundo. Entonces, prever sus efectos y repercusiones era algo imposible.

Resulta necesario e indispensable modificar el presupuesto aprobado, pues el surgimiento de la pandemia que hoy nos aqueja cambia el panorama bajo el cual los diputados aprobamos el paquete económico para el 2020; modificación que es indispensable realizar lo antes posible, con el objeto de contar con los recursos adecuados para combatir el fenómeno.

No debemos olvidar que el objeto para el cual se destinaron los recursos, fue para atender las necesidades que se tenían consideradas hasta ese momento; sin embargo, el surgimiento de este fenómeno epidemiológico ha cambiado el panorama, por lo que atender esta situación con los recursos previamente etiquetados traerá por consecuencia que otras áreas y necesidades se vean desprotegidas. Por ello, es urgente modificar el presupuesto aprobado, con el objetivo que se destinen los recursos necesarios para hacer frente a la pandemia en el estado; de ahí que, la suscrita y los integrantes del grupo legislativo del PRI, hemos solicitado respetuosamente al gobernador  presente la iniciativa de modificación presupuestal correspondiente; ya que por Ley, es la única autoridad facultada para ello.

Más allá de colores y partidos, lo que pretendemos es sumar esfuerzos para atender con efectividad y eficacia la emergencia, por lo que estaremos atentos a revisar los recursos financieros con los que cuenta el gobierno para hacer los ajustes necesario, pues ante todo, tenemos cierto que lo más importante, es la vida e integridad de las personas.

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