"Pero el PRI robo más”, es el fallido argumento que una y otra vez hemos oído de los defensores de la autoproclamada cuarta transformación. ¿Qué van a decir ahora que la Auditoria Superior de la Federación ha revelado que el daño al erario público rebasa los 67 mil millones de pesos? Siendo este desfalco aún más grande que los 50 mil millones que la auditoria reveló en el 2018, el último año del gobierno de Peña.

Esto es, la corrupción en el primer año de este sexenio es aún más grande que con el mismo PRI, algo inimaginable, demoledor y decepcionante para todos los mexicanos que creyeron auténticamente en el discurso del combate a la corrupción.

En dicho reporte, se evidencia que se han derrochado miles de millones de pesos por haber tomado decisiones que no están precedidas de los estudios técnicos que las justifiquen, por no apegarse a las normas que rigen el actuar de la administración pública y peor aún, se da cuenta de la obstrucción del gobierno a la Auditoria para privilegiar la opacidad.

La Auditoría revela lo que en meses anteriores hemos señalado, los proyectos insignia de esta administración son jugosos negocios que quedan en manos de unos pocos, por poner solo algunos ejemplos, ahí está el aeropuerto que nos salió más caro y no garantiza su operación; la refinería, donde se otorgaron contratos amañados y con impacto ambientalmente negativo; el tren, donde no se ha logrado aclarar que sucedió con 156 millones de pesos y que por el aumento de costos está perdiendo su rentabilidad; que decir del programa “jóvenes construyendo el futuro”, donde hay jóvenes de más de 50 años, gente fallecida que sigue recibiendo su beca y centros de trabajo “fantasma” donde supuestamente se reparten esta becas.

Con todo esto ¿Realmente el PRI robó más? Es injustificable el desfalco priista del pasado sexenio, pero lo que morena está haciendo en el poder es francamente no tener progenitora.

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