La combinación de Periodismo de Investigación con el ejercicio del derecho a la información es la fórmula o ‘medicina’ que tenemos, de momento, contra la impunidad, la represión y los perjuicios que causó el sexenio del expresidente Luis Echeverría Álvarez, fallecido la noche del viernes 8 de julio en Cuernavaca, Morelos.

La muerte del titular Ejecutivo federal entre 1970 y 1976, enmarcada justo el mismo día que 46 años antes asestó el golpe contra cooperativistas del periódico “Excélsior” y Julio Scherer García en el ocaso del sexenio, muestra que pese a la inconformidad de familiares y víctimas de la llamada “Guerra Sucia”, exigencias de la sociedad por castigar sus decisiones como Secretario de Gobernación en 1968 y después como Presidente, la justicia no le llegó en vida.
Sin embargo, el Periodismo de Investigación realizado con rigor, sobre todo por Jacinto Rodríguez Murguía, ha encontrado y publicado evidencias de los excesos del poder, la represión y los daños que provocó el gobierno de Echeverría a miles de habitantes del país.

Tres libros dejan constancia de la calidad periodística de Jacinto al evidenciar cómo se unieron distintas élites (políticas, aparatos de seguridad policial, “intelectuales orgánicos” y económicas) para combatir el cuento del “comunismo” en México, pero sobre todo, reprimir a líderes sociales y la guerrilla en zonas del país, con miles de desapariciones, muertes y episodios de terror contra la población.

“1968: Todos los culpables”, “La conspiración del 68. Los intelectuales y el poder: así se fraguó la matanza”, y “La otra guerra secreta: los archivos prohibidos de la prensa y el poder”, hacen una radiografía o examen puntual de la época gracias a un especialista en los derechos a la información y de acceso a la información, necesarios para contrarrestar el discurso político oficial y, en casos como la muerte de Luis Echeverría, la impunidad.

Gracias a reportajes como los elaborados por Jacinto, o a entrevistas a sobrevivientes del “Halconazo” o “Jueves de Corpus” en junio de 1971, día en que grupos paramilitares agredieron y mataron a jóvenes universitarios que marchaban contra el gobierno de Echeverría en la capital, la sociedad puede tener herramientas y elementos que muestren las violaciones a los Derechos Humanos y la represión ‘cortesía’ del régimen priista.

Testimonios como los de Salvador Rangel y Aurelio Pichardo, publicados por Katia Santoyo y Dafne Arreola en este diario en 2019 y 2022, respectivamente, describen la represión que caracterizó el régimen de Luis Echeverría, “a flor de piel” y con relatos de jóvenes que sufrieron los golpes y las amenazas. Ni perdón ni olvido.

Otra polémica de policía municipal de Querétaro

La policía municipal de Querétaro vuelve estar señalada por ciudadanos, debido a omisiones en el actuar de sus integrantes.

Priscila Zacarías Contreras, egresada de la UAQ, denunció que dos policías no los apoyaron como deberían tras sufrir un accidente de tránsito en compañía de su esposo y sus hijas menores de edad, el 15 de junio.

El vehículo donde viajaban cayó al dren ubicado en la intersección de Epigmenio González y Felipe Ángeles. Pese a que su esposo tenía lesiones y sangraba, no recibió atención médica y lo llevaron a interrogatorio por “casi dos horas” en la unidad 5 de la Fiscalía. Producto de las lesiones del accidente de tránsito, él ha estado hospitalizado en el IMSS de El Marqués por más de 15 días.

Por omisiones y falta de atención, tache a la corporación de seguridad pública en el gobierno de Luis Bernardo Nava, así como a paramédicos y médico legista.

Periodista y profesor de la UAQ

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