Al escribir, con las palabras abrazar a los demás, fue el mensaje del filósofo uruguayo Eduardo Galeano, abrazar a los demás significa entender la realidad de quien no soy yo, entender que el rostro del otro o de la otra es mi propio reflejo; caminar dando mis propios pasos entendiendo que hubo muchos pies que dejaron huella antes que los míos.

Estoy segura de que la memoria es la sabia que alimenta la vida y de que las raíces del tronco que nos sostiene viven del pasado que forma nuestra historia; en nuestra existencia confluye el universo que espera ser identificado, es entonces que la consigna de “prohibido olvidar” se convierte en acto de definición y rebeldía.

Lo que no se nombra no existe, por lo tanto, por medio de la palabra rescatar nuestro pasado es nuestra obligación. La historia la escribieron siempre los vencedores pero ésta, fue escrita por miles de voces ignoradas y vidas pisoteadas, ésas también nos forman, son las vidas de aquellos que al haber interpelado al poder pretenden ser borradas sólo para que el status quo de la clase dominante se mantenga sin cambio alguno.

Es por ello, que en el marco de la conmemoración de los 500 años del inicio de la invasión española a nuestro territorio cuya primer región testigo de la resistencia indígena fue Centla, actual estado de Tabasco, ocurrida en el mes de marzo de 1519 y ante los preparativos de la conmemoración de los cinco siglos de la caída de la Gran Tenochtitlán ocurrida en 1521; el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos decidió enviar una misiva dirigida al Rey de España Felipe VI y otra al Papa Francisco como jefe del Estado Vaticano, en ellas les pide a ambos que reconozcan que quienes invadieron nuestro territorio, lo que ellos llamaron “La conquista”, cometieron barbaries indescriptibles en nombre de la corona y la religión en contra de nuestros antepasados y en consecuencia pidan perdón por ello, “resulta ineludible la reflexión ante hechos que marcaron de manera decisiva la historia de ambas naciones” expresó el mandatario.

Este acto ¿puede ser el principio del camino hacia la descolonización del pensamiento?, probablemente, aunque muchos filósofos y estudiosos mexicanos y latinos han planteado este tema desde hace mucho tiempo, es la primera vez que desde la primera magistratura del país se aborda el tema.

Ante esto, millones de mexicanos y mexicanas y no pocos latinoamericanos, han expresado su reconocimiento porque ante el olvido obligado por el sistema neoliberal, el llamado a la memoria nos ubica como referente en el mundo entero.

Sin embargo también han estado presentes los reclamos realizados por españoles y algunos mexicanos. La reacción de quienes se incomodan por esta petición de perdón, obedece a que el descubrimiento de América define la historia de España así como su ubicación geopolítica pasada y actual; es por ello, que al traer al presente la barbarie cometida, se cuestiona lo construido pues existe la claridad de que tiene sus cimientos en el sufrimiento de millones de habitantes de este continente, de ahí nace la incomodidad por la petición realizada por el Lic. Andrés Manuel López Obrador.

Recordar, del latín re-cordis, significa volver a pasar por el corazón; pasemos por nuestro corazón los hasta ahora ignorados, a todos aquellos que no dudaron en ofrecer sus vidas en la defensa de lo nuestro y reconozcamos que la fortaleza nacida del coraje también nos forma.

Para recorrer el camino y llegar a la meta, es indispensable dar el primer paso; en este caso, pedir perdón es el primer paso para llegar a la meta de la reconciliación.

Reconocer con humildad los excesos cometidos obligaría a pedir perdón, lo que sería un mensaje de respeto a la dignidad del interlocutor.

Por otro lado, otorgarlo sería la manera de decirle al mundo que nada de lo que nos hicieron opacó la grandeza de nuestra raza.

¿Serán capaces de pedir perdón? ¿Podremos nosotros otorgarlo?, al menos, el día de hoy, estamos debatiendo al respecto.

Presidenta de Desarrollo Comunitario para la Transformación Social, A.D.

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