La Iglesia no callará ante la violencia que enluta al país ni ante los ataques, acusaciones y calumnias del Presidente, o el embate de Arturo Farela, aliado de AMLO, que se asume como promotor y defensor de la 4T, y autoridad suprema de lo que podríamos denominar “Iglesia del Bienestar”.
A 47 días de impunidad del asesino de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua (20 de junio, tras la condena del Papa a este asesinato y a la violencia en México (21 de junio), y del mensaje con junto de la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús (6 de julio) -que convocó a su feligresía a celebrar durante el mes de julio una “Jornada de oración por la paz” para pedir por los 27 sacerdotes asesinados y los más de 128 mil víctimas a manos de la delincuencia consentida en este sexenio, y por la conversión de los victimarios-, vino la respuesta de la 4T.
El Pastor evangélico Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangelistas (Confraternice), asumiéndose como vocero oficioso de la 4T, reitero su apoyo a la “estrategia” de “abrazos, no balazos”, su visión de que en México hay paz y Estado de derecho, y acusó a la Iglesia católica de “pretender incendiar al país” con discursos de condena a la violencia.
De esta manera Farela justificó las omisiones presidenciales en materia de seguridad, y le evitó volver equivocarse como cuando calumnió a obispos y sacerdotes católicos al llamarlos hipócritas, representantes de los partidos conservadores, que pretenden resolver la violencia con violencia, estar apergollados por la oligarquía, o, en su ignorancia, acusarlos de no decir nada en otros sexenios, pese a sus 113 documentos publicados contra la violencia en México.
Por voz del ex rector de la Universidad Pontificia de México, Mario Ángel Flores Ramos, llegó la respuesta católica: no nos van a callar; desde hace tiempo el país está incendiado por la violencia, por la criminalidad sin control, por la falta de apego a las leyes y por la impunidad; llamó a las autoridades a asumir sus responsabilidades, a revisar sus estrategias y a dialogar, ya que han contestado con rechazos e insultos, y no con empatía.
De igual manera, Flores Ramos, llamó al gobierno a trabajar por todo el país, y no para unos cuantos. Y, respecto del papel del gobierno, señaló que a este no le corresponde la prédica religiosa, sino cumplir sus exigencias constitucionales.
Es condenable que haya quien se asuma como vocero de todos los cristianos y evangelistas, y lucre negando la existencia de más de 128 mil homicidios dolosos para conseguir prebendas en favor de un reducido grupo e instigando un falso e innecesario conflicto interreligioso al acusar falsamente a los católicos.
Flaco favor le hace a la verdad Arturo Farela al convertirse en palero del presidente y al negar una realidad que enluta a decenas de miles de hogares mexicanos. Queda claro que la Iglesia católica no pretende incendiar al país como dice este vocero progubernamental, sino que ya está incendiado en buena medida por las omisiones e ineficiencias de la actual administración.
La violencia y la inseguridad —de la cual no reconoce su responsabilidad el Presidente—, es denunciada por la Iglesia católica y tratada de ocultar por Arturo Farela, aunque no queda claro si es sólo por interés o también por ignorancia.
Periodista y maestro
en seguridad nacional