N o es esta la primera ocasión en que se han provocado paros en las actividades académicas de la UNAM, desde el mes de noviembre pasado varias de sus escuelas preparatorias y facultades fueron violentamente cerradas por denuncias de acoso sexual, inseguridad, falta de mantenimiento en las instalaciones y abusos de autoridad; actualmente se encuentran cerradas cuatro preparatorias y las facultades de Ciencias Políticas y Sociales y la Facultad de Filosofía y Letras. Asimismo, se están llevando a cabo asambleas en las que otros doce planteles analizan la posibilidad de unirse en “solidaridad” al paro ya existente. Estarían evaluando, entre otras cosas, las respuestas que han ofrecido las autoridades universitarias en atención a la problemática de la población estudiantil.

El miércoles 5 de febrero de esta semana, un grupo de encapuchados acompañados por mujeres no alumnas de la Facultad de Derecho, intentaron ingresar al plantel y cerrarlo, causaron destrozos e hicieron pintas, además los encapuchados agredieron a maestros y alumnos de esa facultad, en gala de violencia. Esta forma de actuación de personas siniestras, con rostros cobardemente cubiertos, que destrozan la infraestructura del Alma Mater y agreden violentamente, hacen desmerecer la posible causa justa de sus demandas, que seguramente más que ser la causa que expresan denunciar, es el pretexto para propósitos oscuros en perjuicio de la UNAM y lo que la noble institución representa, dañando así al país y especialmente a los adolescentes y jóvenes auténticos estudiantes que aspiran a una educación de calidad para contribuir al progreso de México, de ellos mismos y sus familias.

Las autoridades universitarias tienen el deber de hacer todo lo que esté a su alcance por combatir y castigar cualquier caso de acoso o violencia en perjuicio de la comunidad estudiantil y universitaria en general, sin distinción de género o tipo de participación en el quehacer universitario, académico o administrativo.

El rector de la UNAM, Dr. Enrique Graue Wiechers, exhortó a las alumnas que hayan sido víctimas de acoso, a presentar sus denuncias de manera formal y a finalizar los paros iniciados desde noviembre pasado. También ofreció atender los reclamos de las mujeres que se sienten agraviadas y exigen, con razón, igualdad y respeto.

No puede olvidarse el suceso que vivieron el país y la UNAM con la aciaga experiencia que encabezó el siniestro líder estudiantil, el “Mosh”, que logró mantener paralizada casi en su totalidad a la UNAM durante casi un año. El motivo fue la oposición al Reglamento General de Pagos que incluía un modesto aumento a las cuotas de inscripción, que en su momento determinó el Consejo Universitario en la administración del entonces rector Dr. Francisco Barnés. El Consejo General de Huelga (CGH) exigía, entre otras cosas, la validación del "pase automático" y eliminar los límites de permanencia de los estudiantes en la universidad (reformas aprobadas por el Consejo Universitario en junio de 1997), lo cual resultaba inadmisible para las autoridades universitarias y para el país. El “Mosh” no escondió la cara, el daño que se provocó a la UNAM y al país fue inmenso.

Por acuerdo del CGH se llevó a cabo la toma de las instalaciones en abril de 1999 con el respaldo de una importante proporción de estudiantes. La “huelga” duró hasta febrero del año 2000 en que el movimiento había perdido fuerza notablemente. Las afectaciones económicas que causó de manera directa a la UNAM fueron equivalentes el presupuesto de la institución durante un año y muchos estudiantes no lograron concluir su bachillerato y licenciatura en el tiempo estipulado por la UNAM, lo cual afectó sus expectativas de egreso y trabajo.

Cuidemos y respetemos a nuestras universidades, cerrarlas resulta criminal.

Ex rector de la UAQ zepeda@uaq.mxjalfredozg@yahoo.com.mx

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