En esta ocasión, hablaré de otras biorrelaciones, asociaciones o simbiosis interespecíficas de los animales, es decir, las que se llevan al cabo entre los individuos de diferentes especies. En esta entrega, el parasitoidismo, el comensalismo y el inquilinismo.

El parasitoidismo es una forma intermedia entre depredación y parasitismo. En este caso hay paralización previa o simultánea a la alimentación, por parte de la especie parasitoide. El parasitoide es más pequeño que su huésped y lo mata. Un ejemplo es el de la avispa y la tarántula, donde la avispa hembra con su aguijón inyecta una toxina y paraliza a la tarántula, entonces deposita un huevo en ésta, de donde nace una larva que se introduce en el cuerpo de la tarántula, la cual comienza a alimentarse de los tejidos vivos de la araña, luego la larva se transforma en pupa y al final sólo queda el exoesqueleto de la tarántula. Finalmente, emerge la avispa adulta que vuela para aparearse y la hembra nuevamente fecundada buscará otra tarántula para repetir el ciclo.

En el comensalismo, los comensales se aprovechan del sobrante de la comida del huésped, así como también de mudas, descamaciones y otros productos del cuerpo. A veces también el huésped le proporciona indirectamente protección al comensal, sin embargo, como norma el comensal no depende metabólicamente del huésped y puede separarse de él y sobrevivir llevando a cabo una vida normal.

Con las definiciones anteriores, se puede diferenciar un comensalismo trófico y otro comensalismo de limpieza, donde el huésped es un elemento pasivo y, el comensal es activo y es el que se beneficia de esta asociación.

Por ejemplo, dentro del comensalismo trófico tenemos a la rémora (Echineis remora) y el tiburón, donde la rémora se adhiere al tiburón por medio de su aleta dorsal a la parte ventral del huésped, así cuando el tiburón caza a su presa, la rémora aprovecha para alimentarse de las sobras de la presa, sin perjudicar al huésped. Cabe mencionar que también las rémoras se llegan a alimentar de copépodos fijados al tiburón y también capturan sus propias presas periódicamente. Las rémoras no sólo se limitan a su relación con el tiburón, ya que también se han visto asociadas a otras especies de peces y también a veces con tortugas marinas.

Se ha mencionado que el inquilinismo es una asociación similar al comensalismo, uno es el inquilino y el otro el huésped, éste último no obtiene ni daño o beneficio alguno, pero el inquilino puede habitar sobre el huésped y mantenerse ahí sin alimentarse, o como en el caso de ácaros del género Antennophorus que viven como inquilinos.

En este caso, el ácaro se coloca en la parte inferior de la cabeza de la hormiga (Lasius) y le acaricia y cosquillea la región ventral de la cabeza con el primer par de patas, hasta que su huésped regurgita una gota de comida, que el inquilino come. A menudo las hormigas intentan desembarazarse de este inquilino viviente, pero por lo general no lo logran. Este robo de alimento se le llama cleptobiosis.

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