Por fin, después de tantas semanas con el pan de muerto en exhibición en las vitrinas de las panaderías, ya llegó (y ya pasó!) la fecha tan esperada del Día de muertos, motivo por el cual se prepara y ofrece dicho pan, que más bien valdría llamarlo postre. (Supongo que ahora ya saldrán a la venta las Roscas de Reyes, con eso de que los comercios ya no respetan las fechas de las festividades como antes…)

Hay quienes se angustian por lo “engordativo” que es comer un pan de muerto (¿existirá ese adjetivo?).  Otros ni se angustian, lo consumen un día sí y el otro también, mañana, tarde y noche, por eso venden los paquetes de 6 o hasta 12 piezas…seguramente para que no nos vaya a faltar durante la semana.

¿Qué tan dañino es consumir el pan de muerto? ¿Por qué le llamé al principio “postre” si es como cualquier pan dulce? ¿Debo eliminar las costumbres mexicanas de este tipo de festividades?

Pues el pan de muerto, por sus ingredientes (mantequilla, harina, azúcar, saborizantes naturales como naranja o azahar) y por su contenido de calorías, prefiero considerarlo como un postre.  Una rebanada de 100 gramos de pastel de chocolate tiene 235 kcal, mientras que una ración de 100 gramos de pan de muerto individual puede llegar hasta 240 kcal. Esto sucede también con todos los panes de dulce que en su elaboración requieren mucha mantequilla para dar consistencia y sabor.

El pan de muerto por sí solo no hace daño, digo, ningún alimento por sí solo afecta a nuestra salud. El daño se logra a través de una cadena de malos hábitos que se van acumulando día a día durante años y que, cuando se consume un pan de dulce, pues puede ser la gota que derramó el vaso.  Si tus hábitos de alimentación normalmente son correctos: consumo de alimentos de todos los grupos (checa el plato del bien comer por favor), horarios adecuados, porciones correctas, consumo de agua no endulzada y además realizar 150 minutos semanales de ejercicio…pues comer un solo pan de muerto no será un daño grave a tu salud; quizá para eliminar el exceso de kilocalorías debas caminar a paso veloz por 30 minutos más de lo habitual, minutos extra al ejercicio que ya realizas (porque realizas ejercicio, ¿verdad?)

Entonces, supongamos que tienes hábitos más o menos buenos, más bien…regulares.  Y llevas 1 mes completo comiendo pan de muerto 4 veces a la semana…acompañado de un calientito y humeante chocolate bien endulzado.  Ahora sí, estos dos alimentos te harán daño. Especialmente por la frecuencia en su consumo, por la cantidad de porciones y por la concentración de kilocalorías al combinar el chocolate (que siempre va preparado con leche) y el pan de muerto.

¿Una forma fácil de bajar el consumo de kilocalorías? Pues en lugar de un pan de muerto grande, consumir una porción pequeña, incluso la mitad.  En lugar de beber chocolate, beber café negro sin endulzar o quizá con algún edulcorante.  Ayudaría también que el resto del día tengas una excelente alimentación: frutas, verduras, alimentos integrales, porción pequeña de alimentos de origen animal, agua sin endulzar.

No es necesario dejar de vivir y disfrutar las tradiciones mexicanas, que muchas de ellas están en torno a la alimentación. Simplemente no debemos dejar que dichas tradiciones determinen toda nuestra alimentación, sino que seamos nosotros quienes decidamos qué alimentos y cuándo consumirlos como parte de las festividades.

Estas recomendaciones aplican para esta temporada del famosísimo maratón “Guadalupe-Reyes”…donde muchos dejan de comer de manera correcta por el exceso de compromisos (y alimentos altos en kilocalorías en cada compromiso) que en ocasiones no sabemos cómo evitar o salir triunfante de ellos.

No permitas que el gusto de un ratito, un pan sopeado en chocolate, o un tamal con su atole de sabor; afecten tu salud de por vida.  Toma decisiones y disfruta la versión saludable de cada festejo. ¡Siempre puedes tener una alimentación adecuada!

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