Como no se había visto en décadas, los apagones dejan regiones del país en una oscuridad que afecta a la industria, al comercio, a la seguridad, a la salud, a las actividades cotidianas. Tan solo en el primer apagón, la industria en Nuevo León perdió más de 7,200 millones de pesos, según estimaciones de organismos empresariales.

La afectación no es solamente para empresarios neoliberales. Golpea de lleno en la productividad nacional en medio de una pandemia que lleva a muchas y a muchos a trabajar desde casa.

A nivel doméstico los cortes escalonados ponen en riesgo el patrimonio de millones de familias: televisores, refrigeradores, todo lo que esté conectado a las tomas de corriente peligra ante las fluctuaciones de electricidad.

¿Cuál fue la causa de estos apagones? Desde el primer gran apagón, la Comisión Federal de Electricidad dijo que la causa está en la falta de suministro de gas natural por parte de empresas de Estados Unidos, desde donde fluye hacia las centrales eléctricas mexicanas. Esto por los efectos de las heladas que han trastornado a nuestro vecino del Norte.

Aprovechando la coyuntura, el gobierno federal argumenta que la dependencia de nuestro país del mercado estadounidense de gas es producto del neoliberalismo y por lo tanto hay que aprobar “sin quitarle una coma” la iniciativa de reformas a la ley de la CFE que envió el presidente al Congreso.

Esta iniciativa cierra la puerta a la inversión privada en el sector eléctrico del país y fortalece el monopolio de la paraestatal.

Especialistas del sector energético explicaron que producto de las nevadas en Estados Unidos, el gas natural subió de precio. Y la CFE no quiso pagar más, sino esperar a que las tarifas bajen. Y vino el apagón.

Ahora sí, nos quedamos sin gas natural. Y la CFE sin posibilidad de generar suficiente energía para el país por unos días. Y por eso los apagones “programados”.

Sin embargo, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador había declarado el año pasado que durante los gobiernos neoliberales se compró gas natural “en exceso” y por lo tanto había que vender ese gas porque las reservas alcanzaban para 30 años. ¿Dónde están esas reservas? La oscuridad informativa alienta teorías de conspiración por todos lados.

El gobierno debe exponer con claridad la realidad de la generación de energía en el país, y que cumpla con su obligación de garantizar el suministro. Y los legisladores deben analizar y discutir a fondo la iniciativa enviada por el presidente. No queremos seguir con las consecuencias de no tener más opciones.

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