Durante las últimas semanas hemos revisado lo que significa ser madre en México más allá de la publicidad que inunda el 10 de mayo.

Analizamos las estadísticas y el impacto que los roles u estereotipos de género tienen en la perpetuación de las brechas de desigualdad. Hablamos de la necesidad de conciliar el trabajo fuera de casa con las labores del hogar y de las dobles y triples jornadas laborales que la falta de corresponsabilidad familiar tiene en la salud física y emocional de las mujeres.

Revisamos el impacto que la imposibilidad de decidir sobre sus cuerpos ha tenido en millones de mujeres que fueron madres aun cuando no deseaban serlo, debido a la falta de educación sexual integral, acceso a métodos anticonceptivos y la omisión legislativa para reconocer el derecho a la interrupción legal y gratuita del embarazo.

Ser madre en México va más allá de las imágenes de mujeres eternamente felices de lavar ropa, cocinar o barrer con embeleso. Para muchos, incluido el Presidente de la República, ser madre en México se traduce en abnegación, sacrificio y trabajo no remunerado. Olvida el ejecutivo su responsabilidad de generar las condiciones estructurales que permitan a las mujeres de México el ejercicio de la maternidad como parte de su proyecto de vida, de la mano del desarrollo profesional y personal y no como un fin único que limita sus derechos.

Muchas de las acciones que la administración federal ha emprendido durante los últimos 4 años han tenido consecuencias negativas para millones de mujeres que son madres. El cierre de las estancias infantiles, la eliminación de las escuelas de tiempo completo y la reducción de los recursos destinados a los programas de igualdad sustantiva y erradicación de la violencia contra las mujeres, son algunos ejemplos.

Desafortunadamente, la negligencia se manifiesta en gran número de gobiernos locales encabezados por políticos de diversos partidos que tampoco han comprendido o aceptado sus obligaciones.

Ser madre en México es un reto que mujeres de todos los rincones del país han aceptado. Sin embargo, ser madre y ser pobre imponen trabas aún mayores a millones de mujeres, especialmente a las más jóvenes y a la más vulneradas.
Celebrar el Día de las Madres nos da la oportunidad analizar qué significa ser madre en nuestro país. Conmemorar el 10 de mayo nos permite revisar qué hacemos de manera cotidiana para alivianar o acrecentar la enorme carga social que las madres de nuestro entorno familiar llevan sobre sus hombros.

Reconocer y asumir de manera absoluta nuestra responsabilidad en las labores del hogar, la crianza de los hijos e hijas y el cuidado de personas adultas mayores, enfermas y con discapacidad sería un enorme regalo para las mamás que comparten nuestras vidas.

Este 10 de mayo, démosles la sorpresa de nuestra comprensión y compromiso. Reconozcamos que antes que madres, son mujeres llenas de sueños, proyectos, esperanzas y metas que merecen alcanzar.

Titular de Aliadas Incidencia
 Estratégica e integrante de la
 Red Nacional de Alertistas.
 Twitter: @mcruzocampo
 FB: maricruz.ocampo

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