Hace unos días, la alianza “Va Por México” anunció la forma en que se repartiría las candidaturas para las elecciones de 2023 y 2024. Este movimiento nos permite, de una vez por todas, vislumbrar el posible panorama político en estos dos años siguientes. Sin embargo, varias interrogantes surgen. ¿Funcionará? ¿Cómo reaccionará el partido oficialista? ¿Qué hay de los otros partidos que también son oposición?

La alianza “Va Por México”, conformada por el PRI, PAN y PRD se formó a finales de 2020 con dos objetivos básicos: obstaculizar a Morena, que se había hecho del poder federal en 2018, e intentar recuperar peso político de cara a las siguientes elecciones municipales, de alcaldías, gubernaturas y de la Presidencia. Resulta complicado mencionar si la alianza tripartita ha sido exitosa o no, ya que hay ventajas y desventajas.

Por una parte, el partido oficialista ha logrado ampliar su cobertura al vencer en los comicios de varias gubernaturas, arrebatándoselas a los partidos que hoy son de oposición. Sin embargo, el hecho de que la alianza haya logrado retener algunos estados puede considerarse como un éxito, sobre todo tomando en cuenta que Morena se ha comportado como una aplanadora en varias elecciones efectuadas desde 2018.

A pesar de eso, “Va Por México”, aunque perdió varias elecciones en 2021, lo hizo con menos votos de diferencia en comparación con años anteriores, lo que habla de un aumento en el apoyo que recibe. Esta situación es clave para los comicios que se realizarán en este y el siguiente año. En tal contexto, la alianza tripartita ha anunciado que será el PRI quien designe a las candidaturas de los estados que estarán en juego en los próximos meses, es decir, Coahuila y el Estado de México.

Es clara la razón por la que el partido tricolor será el que elija a quienes representen a la alianza en ambas elecciones: los dos estados han sido baluartes históricos del priismo. En ese sentido, la posibilidad de una derrota electoral en las dos entidades federativas se antoja complicado, a pesar del empuje morenista percibido en los dos territorios desde hace unos años. No obstante, sabemos que en la política todo puede pasar, por lo que el PRI deberá trabajar muy bien sus estructuras para mantener su poder ahí y no perder más injerencia.

Pero la prueba más grande no la tiene el PRI, o el PRD que es un mero adorno de apoyo espiritual en la alianza, sino el PAN. El partido blanquiazul tendrá la encomienda de elegir a la persona que aparezca en la boleta electoral en las elecciones presidenciales de 2024, cargando con gran parte de la responsabilidad de hacer valer la coalición y detener a Morena. No es una encomienda fácil, sobre todo por el sólido posicionamiento que aún ostenta el partido oficialista.

En este contexto, la persona que designe el PAN no sólo se enfrentará a alguno de los muy probables candidatos Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, sino al morenismo, a la 4T como aparato gubernamental y, finalmente, a Andrés Manuel López Obrador, quien, pueden apostar, se dedicará a denostar, desacreditar y menospreciar en las conferencias matutinas, y en toda plataforma que pueda, a quien personifique la candidatura de “Va Por México” desde el primer día en que se sepa. Por ello, el partido blanquiazul tendrá una carga severa y desgastante ante la narrativa del mandatario. No hay duda, le tocó la difícil del sorteo.

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