Recordar el no tan lejano 2006 es traer al presente lo que para muchos fue el inicio de una lucha cuyo objetivo era y sigue siendo, transformar la vida pública de México, la defensa de la primer elección de  Andrés Manuel López Obrador por la Presidencia de México, fue un suceso que logró hacer coincidir a miles de ciudadanos y ciudadanas que encontramos en su liderazgo y en las causas que abrazaba su movimiento un motivo y espacio para sumar voluntades en pro de un cambio.

Hoy, a casi 20 años de distancia, logro vislumbrar que aquella lucha no se reducía a un proceso electoral. La amenaza que en ese entonces enfrentaba México era de alto riesgo. La continuidad del Partido Acción Nacional al frente del país significaba la permanencia de una política pública conservadora, con los ojos puestos en privatizaciones y en cómo poner al mejor postor los bienes de la nación, al grado de que aquellos que apostaron, invirtieron e impulsaron la llegada del entonces presidente Vicente Fox, le pusieron sobre la mesa una única petición, esta era evitar a toda costa que López Obrador llegara a Los Pinos como resultado de aquellos comicios.

Sumado a esto, el que los blanquiazules estuvieran durante el periodo que correspondía al sexenio de 2006 a 2012 prácticamente le aseguraba al recién salido PRI un espacio cómodo para ser oposición, ya que durante años habían fungido como aliados tras bambalinas, siempre en complicidad cuando de saquear las arcas de la nación se trataba.

Quién iba a decir que años después se quitarían la pena y la máscara para junto a las migajas del PRD ir en conjunto en diversas coaliciones, por lo regular fracasando en la mayoría de ellas. Pero desde mi opinión, lo que puso a México en crisis fue la complicidad de Felipe Calderón con las organizaciones del crimen organizado, poniendo al alcance de delincuentes y sicarios, todas las facilidades para poder operar a sus anchas, sin consecuencia alguna, con el silencio y complicidad de las autoridades de ese entonces.

FECAL es el principal responsable del baño de sangre que inició durante su periodo presidencial y que desafortunadamente continúa en nuestros tiempos, debido al apoyo y fortalecimiento que tuvieron tanto en el último sexenio panista, como en la administración siguiente, que fuera encabezada por Enrique Peña Nieto. Es imposible no señalarles como los culpables del nacimiento de un narcoestado que ha tenido a México en una compleja situación en materia de seguridad, como si esto no fuera suficiente, hoy en día que son  oposición, votan en contra de toda iniciativa que busque procurar la tranquilidad y estabilidad de la ciudadanía, en verdad que son cara dura.

Afortunadamente la justicia es lenta, pero implacable, y el encarcelamiento de Genaro García Luna es tan solo el inicio del que podría ser el fin de Calderón, los testimonios que se han escuchado durante el juicio de quien fuera el encargado de la seguridad nacional, deja a la luz pública cómo es que el Calderonato fue la época dorada para que el narcotráfico alcanzara una fortaleza que le permitiera permear en la sociedad en general, y qué decir de la política nacional.

Espero vivir lo suficiente para ver a Felipe Calderón tras las rejas, su sexenio sumergió a nuestro país en un baño de sangre, del que aún luchamos por salir.

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