El desgaste humano y político de dos años de campaña le ha pasado la factura a Claudia Sheinbaum. Es tal su agotamiento y desgaste que, según el principio de Peter, ya alcanzó su techo de eficiencia en la que sus negativos son mayores que sus positivos, y está cayendo en la preferencia electoral, con la preocupación del presidente, su gabinete, el partido y los 22 gobernadores de Morena que están interviniendo en su campaña para intentar frenar la caída.

Y es que, contrario a lo que se podría pensar, el fuego amigo le está haciendo más daño que los ataques de la oposición: el austericidio de Andrés Manuel ha hecho más ineficiente a la administración pública al quitarle recursos para cumplir sus objetivos. Los supuestos “ahorros” se desvían a los programas sociales, diseñados para la compra de votos, de cara al 2024.

Mientras los 22 gobernadores de Morena cumplen la consigna presidencial de invitar a Claudia a hacer campaña en sus estados, con el pretexto que les dicte la conferencia magistral “Ejemplos de políticas exitosas de gobierno”, en la Ciudad de México, según la már reciente encuesta publicada, el 52% de los capitalinos desaprueba su gestión como Jefa de gobierno; 53% califica de malo su manejo de la seguridad pública; 51% reprueba su manejo de la economía capitalina y el 46% percibe como negativa la gestión del transporte público. En los malos resultados de su gestión es en lo único que Claudia ha logrado asemejarse a su mentor, lo que pone en tela de juicio su capacidad para gobernar al país.

Es un hecho que, como el propio tabasqueño lo declaró, los pobres no son su prioridad, sino piezas en su estrategia política. Así, ha dejado de invertir en un rubro fundamental que afecta sensiblemente a la masa de sus seguidores, como lo es el Metro, que cada día es noticia por una desgracia o un problema en sus equipos e instalaciones, de suerte que son sus decepcionados simpatizantes quienes denuncian el mal desempeño de Claudia en el Gobierno.

Entre los muchos errores que sus compañeros de partido, simpatizantes y críticos perciben, se encuentran: los daños a la infraestructura del Metro por la corrupción; la falta de recursos para su mantenimiento, que acrecienta el número de convoyes parado en los talleres; la destrucción del Control de Mando; los choques de trenes; incendios; falta de señalización y control de circulación, así como el asalto masivo a los usuarios; y, el encubrimiento de la amiga del presidente y ex directora del Metro, Florencia Serranía.

El intento presidencial de desviar la atención sobre la falta de mantenimiento en el Metro convirtiendo a Claudia en víctima de supuestos adversarios; su falta de liderazgo y autonomía política, que la hace ser percibida como débil y dependiente del presidente, sin capacidad propia para gobernar; haberse contaminado protegiendo a la impresentable ministra Yasmín Esquivel en el tema del plagio de su tesis; su responsabilidad en la caíde del Colegio Rébsamen, cuando era Delegada de Tlalpan; la flagrante violación de leyes electorales con su campaña anticipada a la presidencia, entre ellas la de espectaculares por todo el país, con el lema “#Es Claudia” evidenció la corrupción en el manejo de recursos públicos -o de procedencia ilícita- en su campaña.

La incapacidad de que Claudia se levante por propios méritos y rompa su techo electoral hace suponer la posibilidad de un Plan B, lo que hace feliz a otras corcholatas que han apostado por esa opción.

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