Esta semana la imagen de México estuvo por los suelos. En tres eventos diferentes, se exhibió la inconsistente política interior y exterior del país: el juicio a Genaro García Luna, el conflicto entre Marcelo Ebrard y la exembajadora Martha Bárcena; y la condecoración al dictador de Cuba Manuel Díaz Canel.

En el juicio al ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, en Brooklyn, NY, el gran perdedor es México, al lograr identificarnos, desde hace varios sexenios, como un narco-gobierno.

Durante los días en que se ha desarrollado el juicio, el presidente ha celebrado las revelaciones de los capos sobre la supuesta o real entrega de 5 millones de dólares al exsecretario de Seguridad Pública, García Luna, para proteger al Mayo Zambada y que los dejara operar, lo cual les permitió expandirse en todo el territorio. Como porrista de equipo de futbol americano, Andrés Manuel celebró cada uno de sus dichos, dando por ciertos todos sus señalamientos -sin pruebas que los confirmen-, permitiéndole ratificar el veredicto que tenía antes del juicio: García Luna y Felipe Calderón, a quien no le perdona que le haga ganado la elección de 2006, estaban coludidos y son culpables de corrupción y de iniciar la guerra inútil contra el narco.

En el caso del conflicto entre el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y la exembajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, por la ratificación que ésta hizo de lo publicado por Mike Pompeo en sus memorias sobre la negociación en lo oscurito entre él y Ebrard para que México aceptara el programa de devolución de migrantes

“Quédate en México”, quedó en claro que el gobierno de AMLO, con cargo al erario mexicano, le hace la tarea migratoria a los Estados Unidos, contraviniendo la tradicional postura de la cancillería de no inmiscuirse en los asuntos internos de los Estados Unidos, violada por Ebrard. Esta aceptación de Bárcenas también ratifica la indigna postura del tabasqueño, señalada por Donald Trump cuando reveló que “lo dobló” para que desplegara a 25 mil guardias nacionales en las fronteras norte y sur para detener a los migrantes centroamericanos.

El tercer momento fue la imposición de la condecoración Orden del Águila Azteca al dictador cubano Miguel Díaz Canel, que valió el rechazo de 65 intelectuales, académicos y políticos de izquierda, a través de un desplegado en el que dicen:

“Quienes simpatizamos con la izquierda democrática, liberal e institucional nos sentimos tan desconcertados como apesadumbrados por la decisión del jefe del Estado mexicano, López Obrador, de condecorar al dictador Díaz-Canel con la Orden del Águila Azteca” y “No existen las ‘dictaduras aceptables de izquierdas’ y las ‘dictaduras aborrecibles de derechas’: una dictadura es eso, un régimen en donde las personas no tienen libertades civiles y políticas para poder decidir el rumbo de sus vidas”.

Quedó claro que la visita de Diaz Canel fue para justificar el pago del impuesto que México hace a Cuba para financiar la revolución a través de los falsos médicos y la compra de otros bienes.

Uno de los evidentes fracasos de la administración lopezobradorista ha sido la política exterior que ha sido ideológicamente radicalizada, resulta incoherente, extraviada y llena de contradicciones en su despropósito de justificar lo injustificable, como sería la violación de los derechos humanos en Cuba por la dictadura comunista que somete y coarta la libertad de su pueblo.

Periodista y maestro 
en seguridad nacional

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