Según la Enciclopedia virtual eumed.net, el sistema político, “es cualquier conjunto de instituciones, de grupos y de procesos políticos, caracterizados por cierto grado de interdependencia recíproca. En el enfoque sistémico de la Ciencia Política, hace referencia a una noción muy específica” Si atendemos a la anterior definición y principalmente al concepto de que todo sistema político “es cualquier conjunto de instituciones, de grupos y de procesos políticos, caracterizados por cierto grado de interdependencia recíproca”, en la actualidad en México carecemos de un verdadero sistema político, ya que principalmente no existen interacciones ordenadas, coordinadas, coherentes, en el cual las instituciones y organismos descentralizados y desconcentrados busquen un fin común.

Si bien es cierto, que todo esto puede obedecer a diversos factores, el común denominador es la cercanía de las elecciones presidenciales del 2018, lo que ocasiona que cada secretario de Estado vele por sus propios intereses, comience o fortalezca sus equipos de trabajo, su gente cercana e inclusive compadres y parentela. Esto trae como consecuencia que cada uno hace lo que más le conviene y no se coordina con sus pares, pues su principal preocupación es ponerle a estos una serie de obstáculos. Si hacemos referencia a los partidos políticos la cosa va mal en peor; divisiones internas, grupúsculos dentro de un mismo partido y precampañas repletas de insultos, denostaciones, vejaciones y los llamados “chismes de pasillo” que en nada abona a lo que algún día fue un verdadero arte de la política mexicana. No es nuevo que por lo menos tres presidentes recientes hayan pretendido terminar con lo que algún día fue un verdadero sistema político; encabezado por el presidente de la República, dividido en sus tres sectores: Campesino, el Obrero y quienes no reunían estas características eran enviados ipso facto al sector popular; otro elemento de este sistema era la Virgen de Guadalupe, paliativo y consuelo de un gran porcentaje de los mexicanos; sin embargo, durante los últimos años la actuación y declaraciones de la iglesia católica, así como la práctica de la homosexualidad, la pederastia y enriquecimiento brutal de los Príncipes de la iglesia católica han sido caldo de cultivo para el nacimiento de otras creencias que van desde El Culto de la Santa Muerte, ISIS, Testigos de Jehová, Espiritistas, Chamanes, etc. Si a lo anterior agregamos que el proceso de globalización ha iniciado su decadencia y la unificación bien sea jurídica, social o económica de algunos países se está desintegrando, como por ejemplo el BREXIT, la negativa de algunas naciones de formar parte de la OTAN; las amenazas de Donald Trump, que no deja de tener posibilidades de triunfo; el aislamiento de Colombia, Venezuela y otros países del orbe, denotan indudablemente una vuelta al nacionalismo, históricamente causante, al igual que las religiones de las guerras más sangrientas. Iniciamos la era del individualismo de cada país: La crisis de los refugiados, no sólo en Europa oriental, la fuga de cerebros en México de personas que no encuentran las oportunidades que se merecen y no obstante que nuestro país se puede considerar mayoritariamente de jóvenes, de qué nos sirve tener profesionistas sin trabajo y en el mejor de los casos, subempleados. Por su parte, en Francia, Grecia, Brasil, Argentina, Estados Unidos y por supuesto México, un gran número de ciudadanos se está organizando para hacer las tareas que le corresponden a los diversos gobiernos, por ejemplo: En materia de seguridad, política, corrupción, impunidad etc. Pues bien, como están las cosas, creo que muchos preferimos ser ciudadanos, pues como lo escribió mi malogrado amigo Facundo Cabral: “Perdóname Señor pero a veces me cansó, a veces me cansó de ser un ciudadano; me cansa la Ciudad, las oficinas, me cansa la familia y la economía. Perdóname Señor, estoy harto de este infierno, de este mercado mediocre donde todos tienen precio, perdóname Señor, pero yo me iré contigo por tus montañas, tus mares y tus ríos. Perdóname Señor, pero a veces pienso que tienes para mí algo mejor que esto perdóname Señor, no quiero ser un ciudadano, yo quiero ser un hombre como me has creado.” (Continuará)

Desde luego amigo lector, usted tiene una mejor opinión.

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