En la política no hay nada escrito, ni mucho menos estático. La dinámica social exige cambios continuos y constantes.

Presenta retos importantes para quienes hemos escogido voluntariamente este camino y, por supuesto, para las organizaciones políticas que compiten abiertamente por conquistar las posiciones de poder. Los factores son variados y las necesidades crecen día con día.

Hoy la dinámica poblacional juega un papel muy importante. Cada comunidad, barrio, colonia, municipio, tiene su identidad propia. Va más allá de un aspecto territorial o demográfico, tiene que ver con el sentido de pertenencia. De dónde soy, de dónde vengo y hacia donde voy.

No es nuevo, ni mucho menos extraño, que hoy la población está en constante movilidad y dispersión. Desde aquellas familias que, por trabajo o en busca de oportunidades, se trasladan del campo a la ciudad, hasta quienes deciden, valientemente, abandonar el país que los vio nacer en busca de mejores condiciones de vida.

Todo ello presenta un panorama desafiante para las autoridades electorales y, por supuesto, para los partidos políticos.

Conectar con la gente se ha vuelto un reto. Esa dispersión y traslación intercultural ha creado un halo de incertidumbre.

Hoy lo regional impacta en lo global, y lo global se ha regionalizado. La identidad de los pueblos sigue viva, pero con muchas aristas. Las costumbres y tradiciones han migrado a varias latitudes, ya no son exclusivas de su lugar de origen, ahora están inmersas en varias zonas y regiones; propio de la dinámica económica y poblacional.

Muestra de ello es la capital de nuestro estado, Querétaro, cuya influencia metropolitana ha crecido enormemente, abriendo sus puertas a personas de todos los orígenes. Querétaro se ha distinguido por su hospitalidad. Lo mismo sucede con los municipios conurbados, como El Marqués, Corregidora, Huimilpan, que han tenido altas tasas de crecimiento demográfico. Y que decir de San Juan del Río, Pedro Escobedo, Colón y Tequisquiapan, cuya interacción con la zona metropolitana es fundamental.

Es en ese nuevo contexto que se ha conformado una nueva redistritación electoral.

A través de conocimientos matemáticos y estadísticos, el Instituto Nacional Electoral, de la mano con el Instituto Electoral del Estado, han realizado un trabajo de reingeniería para garantizar, con mayor equidad, la representación proporcional.

El mapa electoral ha cambiado y sus resultados seguramente también lo serán.

Quien haya cantado victoria para el 2024 o piense que todo está escrito en la próxima elección está muy equivocado.

Como lo comenté al inicio, en política no hay nada seguro y la redistritación ha venido a mover el tablero de juego. Para que usted dimensione el cambio, es como empezar un juego de damas inglesas y terminar jugando ajedrez, de ese tamaño será el impacto.

Por lo pronto, quienes somos realistas y entendemos la versatilidad de la política, especialmente en la creación de oportunidades, vamos un paso adelante a consolidar una verdadera estrategia política.

Eso es lo que está haciendo el PRI, preparándose para un verdadero “juego de ajedrez”.

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