Estoy seguro de que no soy el único mexicano que ha escuchado ese viejo chiste en el que, durante el tiempo de la creación nuestro país se convirtió en la envidia de muchos otros porque se nos fueron otorgados, recursos naturales, bellos paisajes, litorales, buen clima en gran parte de nuestro territorio; ante la aparente desventaja otros países le reclamaron al creador, a lo que él respondió: “... no se preocupen, ahí voy a poner a los mexicanos”.

Esta manera “coloquial” de subestimar —por no decir denostar—, nuestro propio valor como pueblo, por fortuna cada vez es menos frecuente, y prueba de ello es la participación de muchos connacionales en escenarios mundiales donde es ampliamente valorado su desempeño en los ámbitos científico, tecnológico, deportivo o artístico; es decir, los mexicanos sabemos sobresalir, sobreponernos al infortunio y sobre todo resolver situaciones con ingenio.

Inicio así esta colaboración y comentario #DesdeCabina, porque en días pasados llegó a mis manos —o mejor dicho a mi celular— una imagen sobre los resultados socioemocionales de la prueba PISA (esa que evalúa las habilidades en matemáticas, lectura y comprensión, entre otras, a niños y adolescentes de países que forman parte de la OCDE). La imagen que un  buen amigo compartía en una red social profesional resumía en una tabla la posición que México guarda en el escenario mundial respecto a las habilidades socioemocionales, de los niños y jóvenes, para resolver problemas.

Con agradable sorpresa el estudio en sus últimos resultados, muestra el porcentaje de estudiantes que concuerdan con dos índices en lo particular, el índice de percepción de eficacia personal y el índice del temor al fracaso; en ambos, nuestro país supera a países como Luxemburgo, Lituania, Korea e inclusive a Japón.

Llama la atención que el 91% de los niños mexicanos que respondieron se sienten con la capacidad de resolver sus situaciones o problemáticas de una u otra manera y en el 95% de los casos se sienten orgullosos cuando logran lo que se proponen; en complemento —de cierta manera— respecto de su percepción frente al temor a fracasar resultan abajo que los mismos países, con un 54% de casos en donde les inquieta lo que los demás piensen si es que fallan (en el caso de Japón el resultado es el 77%) y un 57% de los niños y jóvenes mexicanos piensan que cuando están fallando puede verse afectado su futuro mientras que en el caso de los niños japoneses su resultado se aleja de menor manera para promediar un 61%.

Con los datos anteriores, que me sorprenden gratamente y a la vez ratifican mi percepción personal de que los mexicanos sabemos salir adelante y buscamos el como sí, me gustaría extrapolar la reflexión a todos aquellos ámbitos en los que debemos desempeñarnos con la certeza de que encontraremos solución de una u otra manera a los problemas y situaciones que se presenten, con el ánimo apenas despeinado por las equivocaciones, entendiendo, como hoy lo asienten los niños y jóvenes mexicanos, a quienes se ha aplicado la más reciente prueba en cuestión, que nuestros errores seguro tendrán un impacto, pero nuestra capacidad para resolverlos es y seguirá siendo mayor, y por fortuna para México, uno de los grandes valores de su pueblo.

Rector de la UNAQ
@Jorge_GVR

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