El cierre del presente año será la última temporada medianamente serena hasta que entre en funciones la nueva Presidenta o Presidente de México. Así como lo lee, estimado lector (a), este ocaso de 2022 marca el inicio no oficial de la carrera por la Presidencia de la República, ya que seremos testigos de un par de ejercicios previos a los comicios de 2024, uno de ellos será Coahuila, donde el PRI tiene uno de sus últimos bastiones y el cual buscará defender a capa y espada; el otro es el tan cotizado Estado de México, la entidad con mayor densidad poblacional en el país y un laboratorio electoral que brinda un pronóstico cercano a lo que se puede suscitar en el proceso donde se dispute la silla del Poder Ejecutivo. En la actualidad la entidad mexiquense se encuentra gobernada por el PRI. Su gobernador, Alfredo del Mazo, seguramente será el último mandatario tricolor, ya que en las elecciones pasadas, la maestra Delfina Gómez se llevó el proceso de manera contundente, mismo que se vio manchado por varias inconsistencias que dejaron a la luz un fraude electoral que terminó por darle la estafeta al primo del expresidente Peña Nieto y que hoy ve desde primera fila, como por fin la obscura era del priismo vive sus últimas horas, para darle la bienvenida a la nueva administración morenista, encabezada por Delfina Gómez.

A la par de lo que se estará viviendo en las entidades mencionadas, los caminos del canciller Marcelo Ebrard y de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ya están más que avanzados. Por un lado el titular de la SRE se ha concentrado en dos aspectos: el primero ha sido tender lazos con los sectores que abiertamente se han pronunciado en contra de López Obrador y que pudieran ver en él, una figura más moderada y empática con sus intereses; en segundo plano y demostrando la experiencia obtenida por más de 3 décadas de carrera política, busca despistar a propios y extraños, con su exigencia de “piso parejo” cuando el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, se ha enfocado en velar, encausar y proteger de manera fiel las aspiraciones de Ebrard Casaubón.

Mientras eso sucede, la doctora Sheinbaum gana simpatías en donde se presenta, es claro que ella representa la continuidad de la 4T y del Obradorismo, la militancia guinda se ha desbocado en apoyo hacia su posible candidatura y en las cúpulas de poder se habla de que será ella quien aparezca en la boleta electoral, no sólo por contar con el apoyo, respeto y aprecio de López Obrador, sino por su perfil íntegro, ligado de manera íntima con el mundo académico y una forma de gobernar donde los sectores más necesitados son prioridad.

A nivel local también hay movimientos políticos interesantes, muestra de ello es el vendaval que se avecina para nuestra máxima casa de estudios, que apenas va superando un histórico paro estudiantil y que entrará de manera extraoficial en periodo electoral, minutos después de que la aún rectora culmine con su quinto informe de actividades. La moneda está en el aire, hay varios suspirantes a la oficina rectoral; sin embargo, el panorama se ve empantanado y con poca claridad.
Tiempo al tiempo.

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